8. Sentirme vivo

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Llevaba algunas horas ya en una de las muchas fiestas que hacían cada noche, al principio había intentado no tomar tanto, pero unas chicas de mi clase me invitaron a un juego donde tenías que lazar una pelota a un vaso, el punto ahí era que tus contrincantes bebieran más que tú y a pesar de haber ganado, tome muchos tragos en ese juego, luego esas mismas chicas me invitaron a bailar y las acompañe, lo mismo de todas las fiestas.

Iba camino a la cocina por otro trago hasta que vi a Andrea, traía un vestido de un azul brillante y unos zapatos de tacón legro, el cabello suelto y rizado, parecía que estaba en llamas o yo estaba muy borracho. Camine hacía ella y puse mis manos en sus hombros haciendo que se girara.

–Edwin–

–Andrea– le di un beso en la mejilla y me separe completamente de ella.

–¿Estas bien?–

–Perfectamente–

Frunció un poco el ceño, me tomó de la mano y me saco de ahí.

–¿Cuánto bebiste Edwin?–

–No mucho–

–Tú aliento dice otra cosa–

–Estoy bien– saque un cigarrillo de mi chamarra y lo encendí, pero antes de hacer algo más me lo quito y lo piso.

Parece enojada

–¿Desde cuándo eres un idiota e irresponsable de nuevo?–

Si esta enojada

–Yo...–

–Vamos, ¿Dónde está tu carro?– lo señalé como pude y me llevo a el

–No puedo manejar así– dije

–Lo se, por eso te llevaré yo– saco las llaves de mi bolsillo y abrió el carro, me sentó en el lado del copiloto y ella en el lado del conductor.

Al llegar a mi departamento fue más fácil todo, subimos en el ascensor y ella me llevo hasta mi habitación, luego de eso no recuerdo más.


Sentía que la cabeza me iba a explotar, me gire en mi cama y tome mi celular, eran las 9:30 de la mañana.

–Mierda– susurre.

Me levante de la cama y camine al baño, tenía un aspecto horrible sin contar que olía a alcohol, tome agua y la cabeza seguía doliendo.

–Anoche no solo fume y tome– me pase una mano por el rostro y camine a mi cómoda, saqué una pequeña bolsa, la puse en la cómoda, la mire por unos segundos y luego la inhale

–Te odio–

Salí de mi recamara y me encontré con Andrea preparando hot cakes.

–Buenos días–

–Hola, ¿Dormiste aquí?–

–¿Preferías que me llevará tu carro?–

–Tuché– me senté en un banco de la barra y apoyé mi cabeza en ella.

–Ten– me puso un jugo frente a mi

–¿Qué es?–

–Veneno, bébelo–

Lo miré por un momento y luego lo bebí, no sabía tan mal a como se veía, pero aún así no me lo pude acabar.

–¿Fuimos juntos a la fiesta?– pregunté

–No– se giró a verme y se sentó frente a mi
–¿No te acuerdas de nada?–

Negué con la cabeza, y después de que el dolor de cabeza disminuyera un poco la observé detenida mente, traía una playera y una pantalonera mía, luego me observe a mi y me fijé en que traía solo un short deportivo.

Respirando sin ti (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora