19, Hagamos esto juntos.

274 37 3
                                    

-En este momento estás fuera de peligro, pero tu cuerpo no podrá consumir de nuevo estas sustancias, llevas algún tiempo haciéndolo, por lo que el haberlo hecho de nuevo luego de un pequeño de lapso sin hacerlo, causó el choque en tu organismo, causando tu sobredosis, así que tu cuerpo quedó bastante dañado, por lo que si vuelves a consumir aunque sea un poco, tu corazón se parara– dijo el doctor, luego tomo un folleto de sus papeles y me lo dio
–Nosotros no podemos obligar a nuestros pacientes a entrar a rehabilitación, solo les decimos la información tal y como es– luego de eso continuó hablando de mi estado de salud, cuando mi mamá firmó la hoja de mi dada de alta nos quedamos solos.

Duramos unos momentos sin decirnos nada, solo miraba a los ojos de mi madre que parecía entenderme.

–Tengo medio- logre decir

–Lo se–

–Quiero hacer esto–

–También lo se–

–No quiero pasarlo solo–

–Cielo– mi mamá se acercó y se sentó en la orilla de mi cama, puso su mano sobre la mía y sonrió –No lo harás solo, nos tienes a nosotros, a tu familia y a tus amigos–

Arrugue un poco la nariz –No quiero que me vean así, que pasen esto por mi–

–Te guste o no, lo aremos, porque te queremos, y si crees que tus amigos se alejarán por como te pondrás, estas equivocado, ellos pasaron días en la sala de espera, entrando aquí a acompañarte, ellos saben que aras lo correcto por más feo que sea y ellos te apoyaran–

Y mi mamá como siempre logró tranquilizarme, aún tenía que estar el resto de la tarde ahí, así que ella tuvo que marcharse.

Mis amigos...

Tome el nuevo celular que había conseguido temporalmente y mire la pantalla por unos momentos, luego marque el número de Isaac, timbro por unos minutos, pero nada, no contestó.

Iba a volver a marcar cuando alguien tocó la puerta, tenía la esperanza de que fuera el, algo me decía que sería, así pasa en los libros, pero al abrirse entraron Nicolás, Cristhian y Fernando por ella.

Ellos se quedaron conmigo hasta que llegó la hora de irme, me acompañaron al centro de rehabilitación y se despidieron de mi, me toco un la última habitación del piso tres, es igual que todas, tiene una cama, un pequeño sofá al lado de la ventana, un pequeño refri, una pequeña barra, un televisor, un escritorio, un closet y un cuarto de baño, lo bueno de ahí era la vista, de ahí podía ver el mar y el pequeño quiosco a lo lejos.

Volví a tomar mi teléfono, marque el número de Isaac y espere que alguien contestara, pero nada, nadie respondía.

Tocaron la puerta entre abierta de mi habitación y sin mirar di el pase.

–¿Qué tal que soy un loco de tu piso que viene a matarte si no le das marihuana?– dijo Isaac que estaba recargado en el marco de la puerta.

Levante la vista de mi teléfono casi al instante, lo mire por unos momentos y no dije nada.

–¿No dirás nada?–

–Que sutil eres– logre hablar

El sonrió de lado mientras bajaba la mirada, luego la subió y me miro fijamente a los ojos.

–Estas aquí– dije

–Parece que se te mataron unas neuronas con esa sobredosis, por supuesto que estoy aquí idiota–

–No, es solo que, pensé que estabas enojado–

–Y lo estoy–

–Lo siento–

Respirando sin ti (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora