-Puzo ¿Cómo iba a saber que te la ibas a querer coger? -Juliano volvía a repetir lo mismo. Quitándose el cigarrillo de la boca con una sonrisa de ironía.
-Esa no es la discusión. Teníamos un acuerdo.
-Lo que pasó con Abigail fue un caso externo. Te aseguró que no se toca a ninguna de mis colibrís.
-Ya, ya -moví mi mano libre, liberando el humo de mis pulmones y llenando aún más su oficina de esa niebla-. No tengo interés para escucharte. Solo vine a informarte que mandaré a uno de mis hombres a la administración, empezará mañana.
-No, espera...
-Le dirás la situación actual de todos los que trabajan aquí -le interrumpí en su reclamo-. Eso incluye a las bailarinas ¿Entendiste?
-¿La situación?
«Pero si cuando alguien se quiere hacer el gilipollas..." Pensé fastidiado.
-Creí que tendrías suficiente materia gris en la cabeza para saber lo que te convenía, y me doy cuenta de que no es así -su expresión contrariada por mi ofensa me arrebató una sonrisa-: Entonces, quiero asegurarme que no has vuelto a manchar el código.
-Puzo, somos socios, y no te negaré que me han marchado las cosas bien en el negocio gracias a eso. Pero nada más, ya no existe el capo di tutti capi -repitió el título con desdén-: No tienes ningún poder sobre mis negocios.
No lo voy a negar, extrañaba el respeto que me generaba ser dueño de ostentoso puesto.
-Puede que no lo sea, pero si soy el inversionista mayoritario del colibrí. -defendí con autoridad, apagando el cigarrillo en el cenicero de cristal y entrelazando mis manos -¿Recuerdas que casi te hacías encima con la crisis del 29? Estarías en la puta calle de no ser por mi. Si yo quiero, te puedo quitar todo, así que piensa lo que estás por hacer.
Francesco crispo sus dedos puestos sobre el escritorio, haciendo una mueca en su rostro enrojecido. No obstante, tardo muy poco en reclinarse en su asiento, mandando su dignidad al carajo.
-Exacto, buen perro.
-No sé en qué momento acabé aliado con un Puzo.
-Y yo contigo. Pero así son las cosas ahora, acostúmbrate a que te jale la correa -declaré sin detenerme en ocultar la satisfacción que sentía al tenerle así. Juliano era una escoria, que se joda-. Le entregarás la información que solicité a mi hombre de confianza. Y garantizarás la seguridad de Abigail William.
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Quimera [Vittorio Puzo/Elizabeth Colvin]
Fanfiction¿Cuánto tiempo puede soportar un ser humano que ha sido ultrajado y herido sin perder la cordura? ¿Cuánto dolor puede soportar la psique humana sin desmoronarse en mil pedazos? Abigail, la bailarina con un pasado misterioso del afamado cabaret de...