Sábado

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No olviden checar la canción de este capítulo✨

Advertencia

El siguiente capítulo maneja temas delicados. 

"Los hombres no se convierten en héroes por la proeza final, sino por la lucha contra las circunstancias a las que han tenido que hacer frente para llegar hasta el momento culmen."
MIGUEL ÁNGEL VILLAR PINTO

Puedo sentir mis manos temblar mientras intento sostener esa pesado artefacto de metal que quema como fuego abrazador en mi piel helada, mi vista nublosa apenas puede ser capaz de distinguir lo que sucede a mi alrededor

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Puedo sentir mis manos temblar mientras intento sostener esa pesado artefacto de metal que quema como fuego abrazador en mi piel helada, mi vista nublosa apenas puede ser capaz de distinguir lo que sucede a mi alrededor. Al menos hasta que encuentro consuelo en el avellana profundo del señor Puzo que sigue apuntando a Frankie sin retroceder, ni siquiera a pesar de yo amenazar con dispararle. Su rostro no muestra ninguna emoción más allá de la completa atención a quien pudiera herirle.

Puedo notar en su mirada reprochadora que él ya no confía en mí, creé que puedo jalar el gatillo a pesar de lo mucho que yo le quiero.

Su desconfianza lastima pero no lo suficiente para opacar la vorágine de emociones que inunda mi cuerpo. Justo ahora, no puedo dejar de pensar que es la primera vez que no tengo miedo en mi vida. Desde que tengo memoria  tenía temor hasta de mi propia sombra, asustada de equivocarme en algo que acabara con mi vida. Demasiado estúpida, completamente inútil.
Al fin me atrevía a hacer algo por alguien más que yo misma.

Quien sabe, puede que así logrará que el señor Puzo me quisiera por quién era en realidad y no solo por ser el fantasma de Elizabeth Colvin.

Santo infierno, nunca quise ser alguien más como ahora. Ni siquiera cuando encontré ese diario y leía las constantes aventuras de aquella mujer que no tenía temor. Yo quería ser como ella, deseaba tener el coraje para enfrentarme a cualquiera y salir de aquí.

Porque, francamente, ese fue el motivo por el que guarde ese diario tantos años en mi ropa y lo usaba como escape. Cada noche que me sentía una completa vergüenza, me refugiaba en esos escritos. Imaginando que podría ser yo la que relatara: vivir al menos en mi imaginación el mundo donde era igual de valiente que esa periodista.

Pues está era mi oportunidad de tener esa historia. Dejar de ser la niña asustada de los pasillos que lloraba para salvarse de las palizas.

Ya no había vuelta atrás.

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Sábado por la mañana

Sábado por la mañana

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Quimera [Vittorio Puzo/Elizabeth Colvin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora