*No olviden disfrutar de la canción de este capítulo*
"Parte de nuestra psique no está en el tiempo ni en el espacio. Estos son solo una ilusión, tiempo y espacio, y así en cierta parte de nuestra psique el tiempo no cuenta para nada".
-Carl Gustav Jung--Debemos encontrar una salida de aquí -murmure preocupada, dando vuelta sobre mis talones en el piso rechineante de madera.
-Cuarenta.
-¿Qué?
-El recorrido que acabas de hacer. - contestó la joven rubia-. Es la número cuarenta. Te la has pasado dando vueltas.
-Ah. Si claro, supongo.
Ella se aferró a su agarre en las piernas. Sentada en el piso y solo cubriéndose con la tela blanca que rodeaba su cuerpo. Satisfecha de la tarea que venía repitiendo desde que se dejó caer en la madera y que solo ocasionaba un eco insistente entre las paredes antiguas.
-Y esa mueca en tus labios: ya lo has hecho veinticinco veces.
-Elizabeth, ¿Entre esa lista de cuentas inútiles tienes alguna sobre las puertas que nos dejarían largarnos de aquí? -reproche con fastidió, cruzándome de brazos frente a la periodista que solo negó sonriendo-. Eso suponía. Mierda.
-Quinientas veinticinco gotas de lluvia, hacen crujir a la madera. ¿Escuchaste? Otro pájaro canta a la distancia. Ya son tres en esta hora. Canta, canta, canta.
¿Cuántas veces lo ha hecho? Uno, dos... ¡Son dos! ¡Ya lo sabía!-¡Elizabeth! -regañe, deteniendo a la mujer que raspaba en la pared con ese trozo de cristal que encontró en el piso.
Líneas nuevas aparecían después de mencionar un número.-Las cuentas son importantes. Han formado la civilización. ¿Sabías que el primer registro de lenguaje que se tienen en Mesopotamia son números?
Todo en el mundo es contable: lo que recolectas, lo que tienes, lo que cazas. Ya te digo, con mis habilidades, suerte en querer arrebatarme el mamut que cace.Otro estruendo iluminó la pequeña cabaña de calor sofocante, ocasionando que mi cuerpo temblará como una hoja. Afuera, entre la oscuridad de la noche, una torrencial lluvia empezó a cubrir Las Vegas. Llevándose entre las cascadas de agua la sangre derramada por todos aquellos que seguían allá afuera.
Mis amigos, mi familia. Todos murieron por buscar una libertad que en principio, jamás debió ser arrebatada. O al menos, eso era lo que argumentaba esa periodista en el diario.
-¿Te sientes cómoda con ese traje ajustado? -preguntó, señalando a mi uniforme del casino que estaba totalmente lleno de desperdicio para este punto-¿Y esas ridículas orejas? No te lo niego, quedan de maravilla con el traje pero ya no tienes cinco años. Aunque, he de suponer, que tú intensión no es llamar la atención de un chiquillo ¿Verdad? ¡Dios mío! Con esos atributos como no lo lograrías. Hasta yo estoy a punto de darte mi dinero.
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Quimera [Vittorio Puzo/Elizabeth Colvin]
Fanfic¿Cuánto tiempo puede soportar un ser humano que ha sido ultrajado y herido sin perder la cordura? ¿Cuánto dolor puede soportar la psique humana sin desmoronarse en mil pedazos? Abigail, la bailarina con un pasado misterioso del afamado cabaret de...