*No olviden disfrutar la canción de este capítulo*
"Te sientas frente a un tablero y de repente tu corazón brinca. Tu mano tiembla al tomar una pieza y moverla. Pero lo que el ajedrez te enseña es que tú debes permanecer ahí con calma y pensar si realmente es una buena idea o si hay otras ideas mejores."
—Stanley KubrickCaballo a F3.
Aprieto el reloj esperando a que, tal como lo predije, lanzará a su peón. Le capturó, forzándole a sacar su caballo a F6.
Cinco movimientos. Creo que los cuadros negros del tablero han transformado mis pupilas y mi atención solo se centra en las figuras blancas que son otra extensión de mis dedos temblorosos. Blanco, negro. Negro, blanco. La ambivalencia en equilibrio.
El reloj corre sin contemplaciones, evidenciando la mierda que hay en la vida. Tic, tac... Apenas le da tiempo de pensar. Tic, tac... La vida no espera a los indecisos. Se mueve. Te condena. Te humilla.
No eres más que un pedazo de basura para este universo. ¿Te duele enterarte de eso? Sorpresa, el reloj aún sigue su marcha. Mira lo poco que vale mi sufrimiento.
Mueve el peón a A6. Poco arriesgado o una jugada maestra, ya lo veremos.
Aprieto el reloj de nuevo, ganándome una carcajada nerviosa del hombre que sudaba.
—Señorita Colvin, al menos deténgase a pensar que moverá.
—Ya lo tengo pensado desde el inicio — excusé, detallando las líneas del tablero. Blanco, negro. Negro, blanco— En el ajedrez y en la vida debes prever lo que hará tu contrincante.
—Pues comparta conmigo sus predicciones, ni yo mismo sé que debo hacer ahora.
—Me doy cuenta.
El doctor Smith asiente, acomodándose la corbata negra con líneas extravagantes amarillas que llevaba puesta al tiempo que, con su pañuelo, se limpia las gotas cayendo de la frente.
—Que le parece si nos tomamos un descanso.
—¿Aceptará otra derrota, Smith?
—Para ser absolutamente franco, dudo que gane una batalla contra usted —de reojo, vi su mirada preocupada—. Vamos a alejar la mirada del tablero, le parece.
Mi caballo espera, si muevo la torre a...
—¡Colvin! —atrae de nuevo mi atención golpeando la mesa y, con una fingida expresión cortes, me habla con absoluta condescendencia—Hablemos de algo más, quiere.
Con la pesadez en mis párpados desentumo mis dedos. Intentando aclarar la mente nublosa y mi mente desenfocada pero sin prosperar lo suficiente. Aún veo cuadros blancos y negros en la habitación.
Tic, tac... El reloj sigue su curso.
—¿Te ha servido el medicamento?
Cerré los ojos, ganándome una punzada en mi cabeza como repuesta.
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Quimera [Vittorio Puzo/Elizabeth Colvin]
Fanfic¿Cuánto tiempo puede soportar un ser humano que ha sido ultrajado y herido sin perder la cordura? ¿Cuánto dolor puede soportar la psique humana sin desmoronarse en mil pedazos? Abigail, la bailarina con un pasado misterioso del afamado cabaret de...