¿Cuánto tiempo puede soportar un ser humano que ha sido ultrajado y herido sin perder la cordura? ¿Cuánto dolor puede soportar la psique humana sin desmoronarse en mil pedazos?
Abigail, la bailarina con un pasado misterioso del afamado cabaret de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Te das cuenta de que te hallas en un infierno de tu propia creación, pero sin embargo continúas adelante. Porque no queda otra cosa que puedas hacer." -Stephen King.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El plomo de mi última bala se vacía en el pecho del cabrón Nápoles, negándose a salir del cuerpo inanimado que caía al piso.
El aroma a pólvora llegaba a mis fosas nasales, cubriéndome con una sensación cálida que me llevaba de nuevo a mi hogar. Aquel sitio remoto y abandonado de dios en Cefalú, donde, para bien y para mal, aprendí a ser la persona que soy ahora.
Ese reconocimiento era tal, que incluso podría cerrar los ojos y sentir la arena caliente de la costa, o escuchar el cantar de las aves paseando por las olas, interrumpido solamente por los cañones huecos de los disparos y los cuerpos cayendo en el mar.
Ese lugar predilecto de mi padre donde mandaba a los que no eran dignos de seguir a nuestro lado. Las veces que temí ser enviado ahí por mi propio padre eran incontables, enseñándome desde pequeño que debía cubrirme la espalda incluso del que me procreó.
-Sonríe Nino -dije al hombre con la respiración agitada-. Esto era lo que me pedías hace años: un poco de acción a tú vida en momentos de paz.
-Y se te ocurre dármelo ahora que tengo una familia, que cabrón.
-Me haré cargo de Marena.
El hombre sonrió por lo bajo al recargar la espalda en la pared. Esperando a reponer el aliento.
-Y de mi mujer, hombre -exclamó con sorna-Me refiero a ver por su provenir capisco? No a otro tipo de relación que insulte mi memoria.
-Nino, amigo mío, Carmina y yo jamás volveríamos a faltar a tú memoria de esa manera.
-Menuda mierda que eres, Vittorio -me contestó entre carcajadas, tirando su sombrero al piso que para este punto solo estorbaba-. ¿Y qué ha pasado con lo de "será solo un fin de semana en las Vegas"? Ahora estamos que nos lleva el carajo y hombro a hombro con un Nápoles.