CAPÍTULO XXIII

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Hola, aquí les dejo el cap y muchas gracias por tomarse el tiempo de leer la historia, no olviden dejarme sus comentarios 😊

HYPNOS.

Abro los ojos de manera lenta y noto lo hinchados que están, me fastidian un poco pero lo que mas me fastidia es tener este maldito dolor de cabeza. Miro a mi lado y encuentro la cama vacía, son las cinco de la mañana y ante ese pequeño dato empiezo a inquietarme.

"¿Donde esta?".

Todo esta en absoluto silencio por lo que decido levantarme encontrandome desnudo de pies a cabeza, tomo un bóxer y un pantalón de pijama negro para luego abrir la puerta... Nada, todo esta completamente solitario.

Se habrá ido con alguien que no cargue tus traumas

Ella no me haria eso

¿Porque no?. Es joven, bonita y tiene pretendientes que pueden hacerla feliz

Yo puedo hacerla feliz...

¿Como?, ¿estallando en ataques de ira?, ¿lastimándola cada vez que quierten follar?

Ante aquello aprieto los puños y termino por patear uno de los sillones que se estrella contra la pared haciéndose pedazos. Me paseo por el lugar tratando de calmarme pero no doy ni cinco pasos cuando la puerta principal se abre dejándome ver a Melinoe.

-¡¿Donde carajo estabas?!- Pregunto molesto caminando hacia ella y tomándola de los brazos con firmeza.

-¿Que?...

-¡¿Te estabas revolcando con alguien?!- Cuestiono sacudiéndola con violencia. Una oleada de ira inundandome.

-Hypnos calmate...

-¡¿COMO QUIERES QUE ME CALME SI MI ESPOSA ESTABA CON OTRO?!- Grito arrinconandola contra la puerta cerrada y haciendo que su espalda choque con algo de fuerza.

Estaba con Ares...o con Deimos...tal vez estaba en un trio

-¡Responde Melinoe!- Le ordeno y de repente siento un par de lágrimas resbalando por mis mejillas.

"No es enojo...ten...tengo miedo".

Ante esa revelación y al ver el temor en el rostro de mi esposa decido soltarla para volver a la habitación pero antes de alejarme mas de dos pasos siento su mano tocar mi espalda expuesta.

Nunca he visto a un ave volar sin alas

Antes de darme cuenta y en cuestión de lo que parecen ser segundos. Veo a Melinoe arrojada en el suelo, sus ojos abiertos ante el terror y veo en ellos lo animal que puedo ser, aunque tarde me doy cuenta de que no me veía a mi exactamente sino a lo que sostenía entre mis manos y por encima de mi cabeza.

-Hyp...nos- Murmura temerosa y rápidamente arrojo la espada lejos para luego caer de rodillas en el suelo justo frente a ella.

-No me siento bien- Confieso aun con las lágrimas rodando por mis ojos.

Melinoe termina por romper en llanto y rápidamente se lanza hacia mi para abrazarme. Me siento en el suelo y ella hace que apoye mi cabeza en su pecho cálido y reconfortante, mis manos se mantienen entrelazadas entre si con fuerza para evitar cometer cualquier estupidez.

-Dormilón, relajate, no dejare que nadie te lastime aunque eso signifique que yo salga lastimada- Me susurra y solo atino a sollozar ocultando mi rostro en su pecho mientras mis brazos la rodean por la cintura para abrazarla con fuerza.

-Pensé que te habia perdido despues de...de que conocieras parte de las atrocidades que hice- Digo y siento como su mano acaricia mi cabello con ternura.

LOS HIJOS DEL INFRAMUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora