CAPÍTULO XII

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Hola a todos, aquí les dejo el cap, espero les guste y no olviden comentar

Dos meses despues

HADES.

-Mi señor, seria una buena idea que los príncipes asistan a las sesiones de justicia. Seria bueno que aprendieran un poco sobre la carga que deben llevar en algún momento- Suelta Minos mientras los otros jueces permanecen en un silencio respetuoso.

Suspiro cansado al ver que desean poner a prueba a mis pequeños aunque entiendo su preocupación pues al enterarse de que existe un arma capaz de matar a los dioses simplemente sintieron nervios, sé que el arma fue ocultada para evitar que caiga en las manos equivocadas pero aun asi...los jueces no están tranquilos. La verdad es que no quiero traer a mis hijos pues en su primera sesión los tres fallaron horriblemente.

Zagreo tenia seis años y mientras estaba sentado sobre un trono bajo el de los jueces solo hizo una rabieta, "soy un príncipe, no tengo porque estar por debajo de estos viejos", fue tanto su enfado que termino por arrojar su corona contra el suelo y salir de allí sin prestar atención a nada, lo peor es que unas almas vieron la actitud arrogante del príncipe.

Macaria tenia cinco años y aunque se comporto noble, humilde y respetuosa...simplemente no pudo dar la talla pues tuvimos que corregir al menos tres condenas en las cuales ella decidió enviar a las almas a los Elíseos a pesar de que eran asesinos y violadores, su defensa fue..." todos merecen una segunda oportunidad".

Melinoe tenia cuatro años y fue...simplemente tétrica, al principio pense que seria benevolente como Macaria pues mientras se hallaba en el trono tenía una sonrisa dulce en un rostro inocente, sus ojos grandes y llenos de ternura, sus pies que no alcanzaban el suelo se balanceaban mientras ella tarareaba una canción infantil. Todo iba bien pero al verla dude pues una niña tan dulce jamas seria capás de enviar a alguien al tartaro...grave error...

Flashback.

-Princesa, al saber los crímenes sobre este hombre debe elegir si lo enviamos al Tártaro o a los Elíseos- Le explico Eaco tratando de mostrarse lo mas respetuoso posible.

El alma observaba a mi hija con una sonrisa victoriosa pues claramente ella no seria capás de enviar a alguien al Tártaro.

-¿El Tartaro?- Interroga confundida mientras observa a Eaco con curiosidad. -¿Es donde esta mi abuelito Cronos?.

-Asi es- Fue la respuesta del juez. Melinoe hizo un puchero mientras pensaba en lo que debería hacer y el alma solo podida observarla como si fuese la niña mas tonta del cosmos.

-Lo quiero en el Tartaro- Suelta con una sonrisita divertida.

El alma del hombre abrió los ojos de par en par y me quede atónito ante lo relajada que podía ser mientras lo enviaba a su castigo. ¿Como podría alguien tan tierna hacer algo asi?, una sonrisa orgullosa se mostró en mi rostro y ella empezó a tararear una nueva melodía.

-¿Porque?...¿porque princesa?- Interrogó el alma mientras los espectros lo tomaban para llevarlo al lugar a donde pertenece.

-Mmmm- Ella se lleva un dedo a su mejilla mientras meditaba su respuesta. -Papá dijo que debía sentenciar sin temor alguno y mi tío Minos me dijo que violaste, asesinaste y robaste...eso significa que eres malo ademas...mi abuelito Cronos lleva mucho tiempo encerrado y tal vez tenga hambre- Agrega sonriendo ampliamente y ante aquellas palabras tanto el condenado como los jueces y yo la vemos atónitos.

-Mi señor- Susurra Radamantis mientras se llevaban el alma. Lo observo y él simplemente se muestra algo nervioso. -La princesa es demasiado...espeluznante.

LOS HIJOS DEL INFRAMUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora