Hola a todos, aquí les dejo el cap de hoy. Lamento no haber publicado antes pero no he sabido de wattpad por días ya que he estado ocupada. No olviden comentar por fa y que lo disfruten
NARRADORA (ARES).
No sabría decir con exactitud en que momento sucedió pero ahora estaba en serios aprietos, no solo con él mismo sino que ahora su actual deseo podria dañar gravemente a su mujer y a su hijo. Aun recordaba la primera vez que la habia visto, fue durante una de esas veces en que iba a recoger a su discípulo, estaba en el recibidor esperando al chico cuando una joven de grandes ojos rojos y mirada adorable tropezó con él por estar distraída en quien sabe que cosas, "disculpe", le habia dicho y en ese momento sintió algo extraño generarse en él, una sonrisa divertida se extendió en su rostro mientras le tendía la mano para ayudarle a levantarse.
-Descuida, preciosa- Dijo y por primera vez en su jodida existencia se habia sentido avergonzado de la linea de sus pensamientos.
No podia hacer nada contra sus primitivos instintos, no podia evitar fantasear cuando veía a alguna joven hermosa y su erección creciente solo empeoraban todo. Se decía a si mismo como una absurda explicación que eso de querer follar estaba en sus genes, despues de todo y aunque odiara admitirlo era el hijo y heredero del poderoso Zeus... No, eso era excusa barata pero bien que lo podia decir si alguien le preguntaba acerca de su mas que insaciable vida sexual.
-¿Quien eres?- Pregunto la chica de no mas de quince años y eso disparo el recuerdo en donde cierta diosa habia formulado si no bien la misma pregunta una parecida. La diosa de piel rosada y ojos inocentes.
-Tio, estoy listo- Vio a su sobrino bajar las escaleras con una espada en la mano. -Fuera de aquí Melinoe- Gruño y la joven diosa fruncio el ceño.
Ares sonrió con malicia, le gustaba la expresión de indignación que tenia la diosa ante él. Verificando que el padre de la joven no estuviera cerca decidio acercarse un poco mas a ella, inclinándose ligeramente hasta que su rostro estuvo a escasos centímetros del de ella.
-Mucho gusto, hermosa Melinoe. Soy Ares- Se presento extendiendo su mano y su ego llego casi al cielo cuando vio el sonrojo en sus mejillas.
-Mucho gusto- Dijo con timidez, tomando la mano ofrecida pero soltando un leve gritico ante el tirón que él le dio.
Sus labios llegaron a la comisura de la boca de la joven diosa y rápidamente se aparto casi espantado ante la sensación que habia surgido. Definitivamente esta niña habia heredado la extraña aura que desprendían sus padres, un aura atrayente y extremadamente excitante. Hizo una leve reverencia hacia ella antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo...eso no era bueno y teniendo claro que estar cerca de ella era peligrosamente excitante decidió salir del castillo a pasos veloces olvidando que su sobrino venia tras de él.
No tardo en sentirse miserable. Ese mismo día cuando llego a su casa a la medianoche y vio a Afrodita mas que dispuesta por una sesión de sexo, solo se desvistió y le dijo que estaba realmente exhausto. Sabia que ella no le creería aquella mentira tan absurda pues aunque el estuviera al borde del colapso siempre podia con el sexo pero ahora no queria porque se sentia extrañamente molesto.
"Es por esa niña, es a ella a la que quiero hacerle el amor".
De un rápido salto corrió al baño y se encerró alli ante la confundida mirada de la madre de sus hijos. Estaba alli viéndose en el espejo, su respiración agitada, el sudor empezando a perlar su frente y el pánico que se apodero de su ser ante lo que habia pensado, "hacerle el amor"... No, no y no, nunca jamas habia dicho o pensado algo asi porque para él era absurdo aquello ya que que para los demas significaba comprometerse con alguien y eso era ridículo, no veía diferencia entre eso y tener sexo, eran lo mismo pero con la diferencia de que tratan de hacerlo sonar mas romántico.
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LOS HIJOS DEL INFRAMUNDO
FantasyEn una historia anterior vimos florecer un amor puro y sincero, un amor que sobrepasó todo obstáculo impuesto, un amor que no fue perfecto y que siempre tuvo sus caídas pero pronto volvía a ponerse en pie. Ese amor era como un árbol. Un vistazo en u...