ZAGREO.
Podria contar con los dedos de mi mano las veces que dije esas palabras, tan simples pero que abarcan un significado tan extenso que no se podría imaginar. Me odie en el instante en que las mencione y mas me odie cuando escuche a Zeus y a mi padre hablar sobre mi castigo. ¿Acaso no valieron mis palabras?, merecía un castigo pero...¿no podía ser otro?. Jamas había conocido al tío Hefesto y no me hacia gracia tener que ir a trabajar a su herrería y alejarme por completo de mi familia.
-¿Ya has empacado?- Esa voz hace que la ira desborde mi ser a tal punto que no puedo simplemente mirarlo así que fijo mi atención en la maleta aun sin ordenar.
-¿Que mierda te importa?- Mi padre suspira y se que me observa arrepentido. Nuestra reconciliación duro menos de tres días antes de que me traicionara de una manera tan sínica.
Zeus le habia reprochado su comportamiento para conmigo, dijo que lo que hice estuvo mal y que merecía un castigo, mi padre lejos de querer entrar en discusiones y centrado en el papeleo que estaba en su escritorio accedió a que fuera castigado. Zeus propuso el exilio y mi padre tuvo la descencia de mostrarse inconforme para decir que mejor me dejaran bajo el cuidado de Hefesto...¡tremendo imbécil!, eso da lo mismo que estar exiliado!.
-Zagreo, se que estas molesto pero...
-Me importan una mierda tus palabras- Gruño lanzando la ropa a la maleta junto con el libro de "La divina comedia" y cerrar mi equipaje de manera forzada.
-Hijo...
-¡No soy tu hijo!- Le grito encarandolo por primera vez desde que llego a la habitación, su semblante se nota cansado, fatigado...tal vez porque no ha dormido nada desde hace mucho.
-Zagreo, entiende que lo que hice fue por tu bien, necesitas disciplina, te he mimado bastante...
-¿Sabes algo?- Esta vez camino hasta detenerme frente a él con la maleta en la mano. -Algún día todo lo que es importante para ti se ira a la mierda...yo me encargare personalmente de que ese día llegue cuanto antes- Mis palabras son mordaces y noto en su rostro la sorpresa que le causan pero luego esa expresión se transforma en una de compasión.
-Que tengas buen viaje- Suelta apartándose de la puerta y no tardo en salir de allí con mi orgullo en alto y con la rabia abrazándome como una amante enamoradiza que no quiere dejar marchar al amor de su vida.
Justo en el recibidor veo a los imbéciles que trabajan para mi padre. Thanatos nunca ha sido de mi agrado, tantas atenciones y amistad con Macaria me hacen desconfiar de ese idiota, admito que hubo un tiempo en que me parecía el ser mas esplendido del Inframundo, su rostro severo, sus alas brillantes y magnificas, su aura de total calma cuando en realidad trae muerte...todo eso cautivo a mi yo de cinco años hasta que se fijo en la princesa a la que todos colmaban de mimos. Su hermano por otra parte jamas me llamo la atención, no es un ser de muerte o caos pero si que tiene un porte orgulloso y que demanda admiración, tan hábil al hablar y al analizar las cosas, comprende lo que sucede con solo observar y eso no es algo común entre los dioses.
-Mi príncipe- Entonan mientras hacen una reverencia la cual ignoro por completo pasando junto a ellos y saliendo por fin del castillo en donde un muy entusiasmado Hermes me espera.
-Te has tardado bastante idiota- Se queja tomando mi maleta y subiéndola al carruaje que es tirado por dos hermosos sementales grises con las alas recogidas.
Se parecen bastante a Pegaso pero resulta de que mi amigo es único, es un poco mas grande que la mayoria además de que posee una fuerza descomunal para un caballo, sus alas son mas grandes y esta rodeado por un aura que lo caracteriza como semidiós... Lastimosamente Pegaso esta de vacaciones con su padre y no quiero arruinarle eso asi que solo me queda acceder a viajar en este pedazo de chatarra.
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LOS HIJOS DEL INFRAMUNDO
FantasyEn una historia anterior vimos florecer un amor puro y sincero, un amor que sobrepasó todo obstáculo impuesto, un amor que no fue perfecto y que siempre tuvo sus caídas pero pronto volvía a ponerse en pie. Ese amor era como un árbol. Un vistazo en u...