Capítulo 3

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[TN]

Ya era fin de semana. Sin duda, está había sido la semana más larga y difícil que he tenido, creo que a sido peor que las veces que son de exámenes y la razón podía ser justificable. Al menos en mi cabeza, aquel motivo era una excusa suficiente para sentirse de la mierda.

Hoy era la fiesta y después de haberle dado mi respuesta a Andy, me arrepentí. Bien dice que el arrepentimiento viene tarde y es algo que ya he aprendido y llevado a cabo dos veces. Así que nuevamente lo pensé. Al final no resultaba tan mala la idea, quería distraerme de todo lo que paso todos estos días, a pesar de que en aquel relajo va a estar presente el causante de mi dolido corazón. Sentía que era el momento perfecto para hacerlo, intentar olvida.

No era muy fan de las fiestas y jamás en mi vida había tomado, pero, como dicen: siempre hay una primera vez para todo, para TODO. Aunque de igual manera, me encontraba en la difícil decisión de si hacerlo o no. Muchas cosas pueden pasar al no estar en tus cincos sentidos y no quiero formar parte de aquellas personas que han pasado por situaciones vergonzosas, pero una vez más, aquello de siempre hay una primera vez para todo, seguía ahí, latente en mi cerebro. Me encontraba terminando de arreglar, mamá me ayudo a escoger la ropa y aunque no era algo que me gustara tanto. No me quejaba. Era un simple vestido que combine con una blusa de manga corta y mis tenis. Decidí llevarlo porque se trataba de mi madre y a veces no se siente tan bien hacer sentir mal a la persona que te dio la vida y que siempre esta para ti.

Sin tener remedio, le dí un gusto en ponerme el estúpido vestido, siempre y cuando llevará algo mío que a los ojos de las demás personas y algunas de mis tías, resultaba totalmente ridículo. Porque los vestidos no debían llevar más nada y se debían usar con tacones o zapatos.

Esas eran tonterías para mí, y mientras mamá no me dijera nada, me encontraba bien con eso.

— ¿Estás lista mi vida? —preguntaron al otro lado de la puerta. Era ella.

—Ya casi—respondí terminando de amarrarme las agujetas.

—De acuerdo, quería saber si te quedarás a dormir en su casa.

—No—me limite a responder.

Ni siquiera se me cruzo la idea de quedarme en el mismo espacio que él como las otras veces en que organizaban fiestas y solo iba para estar a solas con Milo en su habitación mientras veíamos películas o series. Las cosas ahora eran diferente y no iba a ir tanto por su influencia, si no por la de su hermano. Intentaría no emborracharme, pues olvide ese detalle, no iba para quedarme y no podía regresar a mi casa en un mal estado la primera vez que decidía ir a una cosa de personas de mi edad.

— ¿Por qué? —indago. 

—Simplemente no quiero, no está vez, ¿si?

—Está bien.

Salí de mi habitación y me despedí de mis padres con una sonrisa no tan real. Al ya estar afuera, tome un poco de aire y suspire para comenzar a dirigirme a mi destino donde las cosas podían salir mal o bien, pero, si no terminaba ebria las cosas no tenían porque terminar como mi primera opción. Cuando mi mejor amigo se entero de que si iría a la fiesta, se sorprendió un poco y una sonrisa de oreja a oreja se formo en su rostro ofreciéndose al instante irme a buscar y de la misma manera desapareció al momento en que lo rechace y me di media vuelta dejándolo con la palabra en la boca.

Al llegar, la música ya se encontraba a todo volumen, inclusive se escuchaba a unas cuadras antes, habían personas por todos lados tomando, bailando, fajando. Si, la vida de un dichoso adolescente, ¿Qué se puede esperar de chicos hormonales? Al parecer, el demostrarse deseo frente a miles de personas era lo de hoy en día.

"Amigo" [Milo Manheim Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora