Capítulo 23

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Algunos jadeos ahogados se escuchan en el interior de aquellas cuatro paredes donde ambos amigos se encontraban dándose fuertes besos, toques con pocas prensas sobre de ellos.

Los labios del castaño fueron al cuello contrario latiendo levemente, queriendo hacer algo más y solamente quedándose con las ganas en ese momento. No quería terminar después con un golpe en su rostro, aunque en definitiva valdría la pena.

Hoy no tenía intenciones de ir clases y tenía intenciones de que alguien más tampoco fuera para que pudieran pasar un mejor tiempo a solas sin interrupciones. Claro que era consciente que ese otro lado sería algo difícil de convencer y desde luego lo fue, pero al final, las ganas y el deseo de querer estar solos pudo más.
Ahora, ambos se encontraban en el cuarto del castaño con sus gemidos y jadeos de fondo arruinando todo el silencio que en su momento estuvo.

Su celular sonó de repente, ignorandolo por completo, él sabía con exactitud de quién se trataba. Más temprano, a la hora en que ellos debían estar en clase, su celular había estado sonando y tal como hizo ahora, no lo tomo en cuenta; solo se concentro en la persona que estaba debajo de él mordiendo sus labios mientras simulaba algunas embestidas que provocaba se pusiera más caliente de lo que ya estaba.

¡Maldita sea! Deseaba tanto poder quitar esa última prenda que bloqueaba el paso a una introducción. Lo ansiaba tanto, lo deseaba tanto.

Pero debía reprimirse aunque aquellos simples toques que ahora tenían, que a decir verdad ya no era tan simples, no fueran suficientes.
Cada vez quería algo más, algo nuevo de ella. Primero eran esos besos suaves, pasaron a besos feroces y fuertes, para luego comenzar con esos toques y llegar al punto de esparcir la mayor parte de sus prendas en cualquier lado para sacar el calor que poco a poco se impregnaba en sus cuerpos.

¿Será que ella también quería?

Él deseaba tocar hasta lo más profundo de su mejor amiga.

Estaba mal...

Muy mal...

¿Cómo podría terminar esto?

Ambos ya estaban en una delgada línea que los ponía en peligro a ellos y todo lo que ambos habían construido desde que eran niños.

-Te...quiero...-murmuró el castaño.

Sus ojos se abrieron en sorpresa ante esas palabras. Trato de no darle importancia, pero... ¿Cómo demonios no darle importancia a esas palabras? Unas que dijo mientras se encontraba encima de ella simulando embestidas y haciéndola desear más.

O mierda... ¿De qué manera? ¿Con que significado? Cuáles eran las intenciones o el significado de esas palabras, ¿Cómo podría fingir ahora? Para que el momento que ambos estaban teniendo no se estropeara por las palabras que aquel chico soltó quizás de manera inconsciente, quizás no siendo sensato ante lo que dijo.

-M-Milo-gimió su nombre haciéndolo gruñir.

Haciendo caso omiso por más que no quería que fuera así. Dejando de lado el remolino que se provocó en su corazón y mente.

Luego de unos toques, embestidas falsas y miles de besos, ambos llegaron al final aún con aquella sensación de que algo más faltaba entre ambos.
Milo se tumbo a un lado de TN con la respiración agitada mirando hacia el techo, perdiéndose en sus pensamientos e insultandose internamente por haber dicho tales palabras que ni siquiera el mismo vio venir y que esperaba no arruinará su momento. Deseaba tanto que TN no escuchará nada, pero, ¿Cómo diablos no iba escuchar? Si estaba cerca de ella, pero al parecer o realmente no lo escucho cegada entre el calor de ambos o simplemente lo ignoró.

De cualquier forma, se sentía mal. Extraño.

- ¿Tienes hambre? -acabó con el silencio que parecía tedioso.

"Amigo" [Milo Manheim Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora