"Amigo" [Milo Manheim Y Tú]

Capítulo 5

[TN]

Llegué a casa, saludé rápidamente a mis padres y no pare hasta llegar a mi cuarto. Cerré con seguro y me deje caer comenzando a llorar sin parar.

Debía ser sincera. ¡No me arrepentía de haberlo besado! ¡No lo hacía! El problema era la jodida culpa que comenzaba a inundarme desde que caí en la cuenta de lo que pasó. La culpa por besar al novio de mi mejor amiga. ¿Qué clase de mi amiga soy? Una que siente culpa, pero no arrepentimiento, y en este momento, ni siquiera de haberle confesado mis sentimientos. Y lo peor, sentirme miserable de saber, que aunque lo haya hecho, nada va a cambiar, absolutamente nada.

Eso lo sabía, por eso nunca lo hice. Por ese deje de pensar en una forma positiva y tener en cuenta esa triste realidad.

Jamás se fijaría en mi. No soy lo que él busca, no soy ni la mitad de lo que es Mariam. No soy el tipo de chica por el cuál Milo babea.

Solo soy...su mejor amiga.

—TN, cariño. ¿Te encuentras bien?

—Si mamá—trague para deshacer el nudo en intentar hablar normal. Seque mis lágrimas y suspiré—solo me siento mal, me duele un poco la cabeza. Es todo.

— ¿Quieres una pastilla o algo? —preguntó preocupada dándole vuelta al cerrojo. Era inútil, no podría.

—No, por ahora solo quiero descansar.

—Está bien, te quiero cariño. Descansa y espero te sientas mejor.

—Gracias mamá.

Yo igual quería sentirme mejor, si era posible, no sentir nada. Por él, ni por nadie.
No podía decir que los odiaba, porque no era así, ¿Qué culpan tenían ellos de lo que sentía? Ninguna, a pesar de todo, me sentía feliz que ellos lo fueran. Nadie me manda a enamorarme de alguien a quien jamás podría ni podré tener. Envidia. Si, tal vez solo un poco, pero no al grado de querer hacerles la vida imposible. Porque sola me busque está situación. Sufro por tonta. Aquí la única culpable soy yo.

Ellos se quieren, duele, pero es la verdad. Y como mejor amiga de ambos, no puedo sentir más nada por su relación. Ya saben, esa estúpida oración que muchos dicen: “si él feliz, yo lo soy” Aunque realmente no lo sea, aunque duela y me sienta miserable, sin importar que mi corazón se parta en mil pedazos, es algo que yo me busque.

No puedes tener todo lo que deseas en está vida. Eso ya lo aprendí y lo sigo aprendiendo con el paso del tiempo.

Solo quedaba olvidar, pero, han pasado años y en ese aspecto. Todo sigue igual, nada ha cambiado.

Tengo que aprender a vivir con eso.

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Ya era de mañana, el domingo había parecido tan corto. No tenía ganas de ir a la escuela y verlo.

No tenía ánimos de nada.

Me quedé recostada otros minutos hasta que mamá llegó y tocó a mi puerta.

—Cariño, ¿Cómo te sientes? ¿Puedo pasar?