Las cosas se encontraban algo tensas desde ese día en mi casa.
Había pasado una larga semana después de todos los acontecimientos, una donde algo no había cambiado y no esperaba que pasará: una semana llena de besos, palabras cursis, abrazos y uno que otro desplazamiento por parte de Mariam.¿Qué podía hacer? La única que salía sobrando ahí, era yo. Tampoco esperaba que algo pasará entre ellos, apenas comenzaban una bonita relación y lo que una ebria tonta dijera, no haría que las cosas fueran diferentes. Al menos no entre ese noviazgo. Y era claro que con todo lo ocurrido, no volvería a ser la misma de antes, hasta un cierto punto.
Andy se encontraba organizando otra fiesta para mañana por la noche. Según él, fui la primera e ser invitada. Y lo pensé demasiado en dar una respuesta positiva, no podía decir que al ir evitaría a toda costa volver a beber, porque sabía que no sería así. Quizás ese chico tenía razón, y era la única manera para ahogar las penas, aunque la verdad, era que habían otras que no te hacían cometer locuras.
Más por el momento parecía ser la mejor para mi corazón, menos para mi cerebro. Estaba aún lastimada, la fiesta no sería una solución, pero después de tanto meditarlo, acepté. Sabiendo las consecuencias que podía traer luego. Sin embargo, nada volvería a pasar.
Nada...
El hermano mayor de los Manheim intentaba animarme y las fiestas para él, eran como una medicina. Pensamiento estúpido que al final parecía que terminaba por darle la razón y aunque no me gustarán, iba a ir, pero está vez, era por el chico que le gustan molestarme.
— ¡Qué hay hermosa! —se acercó a darme un beso.
— ¿Sabes? Siempre me he preguntado porque tomaste esa costumbre de besarme los labios.
—No lo sé—se encogió de hombros—tus labios me gustan. Son lindos, suaves, dulces y bueno. Esos son los labios que cierta persona desea, pero, nunca se ha atrevido a tocarlos. ¿Por qué? No tengo la más mínima idea, solo que es un idiota—me miro y me volvió a besar—además de que siempre me has gustado, pero, eso ya es otra cosa.
Abrí mis ojos sorprendida. ¿Le gustaba a Andy? Era difícil de creer, solía ser muy bromista, nunca había dado algún signo de que le pusiera gustar y hasta donde sabía: sentía un flechazo por una chica de su grado, ¡Era imposible! Iba a refutar su respuesta hasta que retrocedí unas palabras y frunci mi ceño. ¿Una persona desea mis labios? ¿Qué?
— ¿De qué hablas?
— ¿Ah?
—Dijiste que una persona desea mis labios, ¿Quién es? O acaso es otra de tus bromas—me cruce de brazos.
—Querida, se dice el pecado más no el pecador.—me guiño un ojo, me beso una última vez y se marchó— ¡Te espero mañana! —me gritó a medio camino de una buena distancia.
—Cuando mierda dejara esa maña—salte por el susto que me lleve—lo siento TN.
—Eres un imbécil—lo golpee—ya me voy.
—Dijiste que las cosas no habían cambiado—me tomo por la muñeca—lo vez TN, el lunes estuviste bien por unas cuantas horas y después volviste a tu actitud.
Es que, de tanto pensar y darle vueltas, no podía hacer que las cosas fueran como antes en un abrir y cerrar de ojos. Menos cuando algo más sucedió, y aunque tratara de ignorarlo, no podía fingir para estar como si nada y un poco de culpa me envolviera. Aunque claro, de nuevo tenía que tener presente que su me sentía así, era porque fui yo quién hizo todo y Milo solo fue una víctima de mi descontrol y primera vez tomando, para luego creer que podía comerme el mundo de un bocado.
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"Amigo" [Milo Manheim Y Tú]
FanfictionHabía resguardado sus sentimientos durante muchos años. Sin embargo; una fiesta y alcohol recorriendo por sus venas, aquello que tanto oculto, salió a la luz y con ello. Un beso. Un beso que jamás debió pasar. Si, exactamente eso fue lo que ocurrió...