Capítulo 17

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[TN]

Desde el día de la boda, Milo seguía molesto conmigo. Había mandando un mensaje el cual fue dejado en visto, no pensaba mandarle más porque sabía que terminaría igual. Solo era él haciendo una rabieta, ¿Por qué? Porque es un idiota, ¿Lo entendía? Claro que no, ni sus razones –las cuáles no sabía– ni su actitud que podía llegar a confundirme. Por la madrugada Andy me marco para decirme que había tenido una discusión con el antes mencionado, según él, solo fue una de manera infantil, sin embargo, no sabía si creerle. Por la mañana y la tarde, no le dirigió la palabra.

Ni siquiera a mi. ¡Estúpido! Quién debería estar molesta, soy yo.

Hoy era día de escuela, me encontraba terminando de alistar para ir hacia ese martirio. Me estaba tomando mi tiempo, porque al final era claro que esa persona no vendría por su berrinche. Cuando termine de ducharme y salí, supe que en definitiva no pensaba poner un pie en mi casa para irnos como todos los días. Las pocas veces que peleábamos, eran así, pero siempre que salía del baño, ya se encontraba ahí o afuera.

Y cuando en serio pensé que ya no venía y estaba por tomar mi mochila, la puerta de mi cuarto sonó: solo dije un ligero “pase” sin tomar mucho en cuenta quien entraría. Alce mi mirada y lo ví parado con el ceño fruncido y su vista en el estante de mis libros. No decía nada, ni ese típico “buenos días”. Solo estaba ahí, como una estatua y su enojo.

Negué con la cabeza y acomodé mi mochila. Me coloque frente a él con los brazos cruzados aún si no me miró, yo lo hacía, con intenciones de hacer algo cursi y tonto como tomar su mejilla y acariciarla. Me contuve.

— ¿Nos vamos? —pregunté, su respuesta fue un encogimiento de hombros— ¿Qué? ¿Te comió el ratón la lengua? —se mantuvo serio, aún sin dirigirme una mirada— ¿Por qué no hablas? Joder, mirá, si ibas a estar de está manera no hubieras venido—rodé los ojos—bien—suspire y dejé caer mis mis brazos para pasar por su lado.

Sentí como una mano tomaba la mía con la intención de detenerme jalo de mí tomando mis manos y comenzar a caminar hacia la puerta para acorralarme y acercar su cuerpo y cara peligrosamente hasta quedar solo unos centímetros entre nosotros. Entonces fue ahí donde me miró, sus ojos marrones chocando con los míos, los suyos tan penetrantes, los míos tan frágiles. El sonrojo llegó a mi por la cercanía y después de unos largos segundos, de ese intercambio de miradas y respiraciones. Me besó. Sus labios unidos a los míos en un beso que de lento, no tenía ni una pizca.

Sus manos viajaron a mi trasero y lo apretó provocando un gemido ahogado de mi parte. Sus blancos dientes atraparon mi labio inferior, ¿Qué mierda pasaba? ¿Qué había desayunado? ¿Cereal con hormonas? ¿Chocobipolaridad? Estaba acelerado, sus besos eran desesperados y feroces y yo no hacía nada para detenerlo, comenzaba alcanzar ese límite de desesperación en mi cuerpo: lo sabía, lo sentía, porque no fui capaz de darle un alto cuando comenzó acercarme a la cama, recostarme y posicionarse encima.

Sus besos pasaron a mi cuello, de nuevo a mis labios y sus manos recorrían mi abdomen por debajo de mi sudadera.

—M-Milo—pronuncié agitada—s-se nos hará tarde—simplemente me ignoró y continúo.

El aire comenzaba hacerme falta. Una nueva sensación invadió mi cuerpo al estar así con él. Me besaba con tanto descontrol que me fascinaba, me gustaba. Entonces ahí, decidí que pasará lo que tuviera que pasar, mi mente estaba nublada por el deseo que no me importaba nada, ansiaba un poquito más, esperaba un movimiento más. En ese punto no quería detenerlo, quería saber de qué era capaz o que podía hacer.
Sus labios pasaron una vez más a mi cuello y sus manos bajaron de mi abdomen hacía el botón de mi pantalón, la tela parecía tan fina y delgada, que sentía la delicadeza con la que tocaba mi pierna y luego queriendo ir más allá, jugando con mis emociones y delirios; haciéndome estremecer y sentir escalofríos.

"Amigo" [Milo Manheim Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora