03. PLEASE, DON'T GO AWAY

527 64 9
                                    


03. PLEASE, DON'T GO AWAY.






            En cada una de aquellas temerosas mentes, la duda persistía.

Desde que la habían visto allí, de pie, ingresando al salón de clases como si fuera una cotidianeidad absoluta, todo en esa mañana había cambiado drásticamente. Sus expresiones ahora eran vagas, conformándose de miradas perdidas e interrogantes silenciosos clamando respuestas. Porque sí, ninguno decía nada, pero todos compartían esa misma sensación de inquietud, miedo, y algún que otro ápice de lo peor: culpabilidad.

¿Se acordará de nuestra pelea? ¿Y si recuerda lo que le dije? ¿Que si me delata? ¿Me odiará? ¿Y si recurre a la policía? ¿Aún recuerda cuando la amenacé? ¿Sabrá lo que hacíamos a sus espaldas?

Definitivamente, sus pensamientos comenzaban a pesarle. Y cada uno cargaba con ello.

—¿Ustedes creen que se nos unirá?

Todas sus voces internas se callaron, ante la traviesa curiosidad de Hoseok. Le miraron, en los orbes desorbitados les navegaba una clara intranquilidad.

Nadie respondió, no sabían, o no podían directamente.

Wendy fue la siguiente en acotar. —Aún no puedo creer que Cleo haya regresado.

Las miradas viajaron a ella, ésta vez. Como hace unos minutos, nadie habló tampoco.

¿El regreso de Bak Cleo era algo bueno o malo?

—¿Aún hay lugar para mi?

Todos voltearon, e incluso antes de verla, distinguieron su voz. Imposible de confundir.

Ella se encontraba allí, de pie, derecha y firme, cosa que equivalía indudablemente a la gran presencia que tenía. Una leve y amable sonrisa a labios cerrados, junto con una mirada repleta de picardía, que terminaba por brindarle esos vivaces y cautivadores aires que tanto la caracterizaban.

Ya no era un sueño, ni pesadilla.

Era tan real.

La primera en acercarse fue la misma Seulgi. Que sin aviso previo, la envolvió en un repentino y fuerte abrazo, mientras suspiraba cortadamente. —Dios, Cleo...

La chica soltó una risa por lo bajo ante la actitud de la que alguna vez fue su amiga. Y sin pensarlo demasiado, correspondió el gesto.

—Te extrañé. —soltó, sin desprenderse. Aclaró su garganta. —Todos te extrañamos.

Entonces, a Cleo le hubiera gustado poder reírse en serio. Porque sabía con certeza que aquellas últimas palabras no eran más que una vil y gigantesca mentira.

« Que placer ver sus rostros caídos, inundados en duda y temor. »

Cuando se separó, ni siquiera tuvo tiempo a reaccionar, cuando otro par de brazos la envolvieron nuevamente. Pero esta vez, con un toque mucho más sentimental, melancólico, y casi doloroso.

Era Jungkook. Su Jungkook.

No supo exactamente cómo reaccionar cuando escuchó un suspiro ahogado fluir de los labios del pelinegro, que comenzaba a transmitirle una calidez indiscutiblemente placentera. Él la sostenía con tanta decisión, y al mismo tiempo miedo.

Miedo a que Cleo vuelva a perderse en los recuerdos de su mente, y se convierta en un fantasma vacío.

Miedo a soltarla.

Miedo a perderla.



























[ Se encontró a Jeon en cuanto salió de los baños. La puerta tras de ella chirrió molestamente, y los oscuros orbes del joven se dispararon hacia su persona. El aspecto de la pelinegra iba visiblemente en decadencia, y él reparó de aquello.

Cleo se veía pálida, con hinchados y rojos ojos que aparentaban haber derramado lágrimas a lo extremo, y parecía cargar una profunda tristeza con ella.

El chico persiguió sus apresurados pasos cuando la vió marcharse al ritmo de un ofuscado bufido. —Cleo.

—No quiero hablar, Jungkook.

—Necesito que me escuches. —demandó él, alcanzandole el ritmo.

Volteó de forma brusca, deteniéndose. Sus gruesos labios ahora se encontraban entre dientes, con su mentón temblando. —Ya lo sé todo.

Jeon la observó, se veía rota. La conocía lo suficiente como para saber que ahora mismo ella se estaba quebrando, por fuera como por dentro. Y le dolía. Le dolía verla así.

Él suspiró cortadamente. —Cleo...

Un sollozo escapó involuntariamente de ella, y tomó con fuerzas las asas de su mochila, buscando presionar algo. —Lo sé todo, Jungkook. Estoy completamente consciente de lo que sucede a mi alrededor. Sé que ellos se han visto a mis espaldas, y que estuvo sucediendo por meses.

—Entonces debes alejarte.

Negó. —Lo dices como si fuera tan fácil.

Jungkook se acercó más. —¿Y qué harás? ¿Seguir con todo éste jodido calvario? Te estás destruyendo, Cleo.

La pelinegra, que había llevado ambas manos a su rostro, habló exasperada. —¿Podrías intentar no hacerme sentir peor? Créeme que no necesito más mierda en éste momento.

Jungkook se movió molesto ante las palabras de su amiga. —¿Hablas en serio? Todo lo que hago es tratar de ayudarte-

La chica sorbió su llanto. —Pues si vendrás a repetirme lo mismo de siempre, entonces no digas nada. —espetó exaltada. —Sí, toda esta situación está realmente jodida entre Jimin y yo, créeme que lo sé. Tal vez hasta los demás lo sepan, y se deben estar riendo en mi rostro.

Jeon frunció el ceño. —¿De qué hablas? Son nuestros amigos, no harían eso si supieran algo.

Ella rió, irónica. Claramente que allí no había ni una pizca de gracia.

—Sí, claro, ¿En verdad te crees ese cuento? —negó, acercándosele. —Esos mismos que llamamos amigos son los que pronto te apuñalan por la espalda. —dió un paso más, quedando lo suficiente cerca del joven como para murmurarle. —Ni la mitad de ellos son lo que aparentan, Jungkook.

El pelinegro le miró expectante, la preocupación surcando sus orbes notablemente. Presentía que había algo de lo que no estaba al tanto. —Cleo, algo más está sucediendo, ¿Verdad? ¿Qué es?

La chica desvió la mirada, lágrimas se arrinconaron en la orilla de sus ojos nuevamente. —Debo irme, Jungkook. Lo siento.

—Cleo...

Pero ella se volteó sin más. A pasos decididos y apresurados se dirigió al final del pasillo, que daba directamente al campus de la universidad.

Él la contempló marcharse. Internamente supo que, si intentaba seguirla sería la misma historia de siempre, y acabarían por discutir aún más.
Mordió el interior de su mejilla mientras se debatía aquello que ella había dicho sobre sus amigos, ¿Por qué se refería hacia los chicos como si fueran algo malo? ¿Había algo que él no se estaba enterando?

Nuevamente, miró el final del pasillo. Ella ya se había ido.

Esa fue la última conversación que tuvo con Bak Cleo. Días después, se la declararía como desaparecida. ]


























—Por favor, no vuelvas a marcharte.








I COME BACK ━━btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora