05. GODDESS OF DISCORD

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05. GODEESS OF DISCORD





      —La manzana de la discordia.

El profesor caminó a lo largo de la planta baja del auditorio, perpretando un recorrido lento y relajado. Al mismo tiempo, apuntaba hacia la pantalla gigante, donde las palabras que acababa de decir se mostraban en letras doradas, gigantes, y llamativas.

Éste era el segundo día desde el retorno de Cleo a la universidad, y como lo habían prometido, todos estaban intentando sobrellevar el asunto con la mayor normalidad posible.

—¿Alguno podría decirme a qué tipo de mitología pertenece? —sondeó, reacomodando sus lentes, mientras escaneaba con lentitud a los estudiantes.

—Mitología griega.—respondió Jung Hoseok, en un tono suficientemente alto para que llegue a oídos del superior. Sus dedos jugaban tontamente con un bolígrafo.

Cleo se había girado a mirarle por una milésima de segundos, rápidamente reparó de lo cambiado que éste estaba. Sin dudas, cargaba con unas bolsas oscuras bajo sus ojos, su piel se hacía ver seca y descolorida, y su rostro se estaba un tanto más delgado de lo normal. Él no se veía para nada bien, y la chica tragó con dureza cuando un par de pensamientos relacionados a ello arribaron a su mente.

No obstante, se vió obligada a olvidar aquello en el momento que el dueño de la clase retomó su palabrerío.

—Correcto, Hoseok. —asintió, con una sonrisa aprobatoria. —Anteriormente nombramos a éste mito como causa de la batalla de Troya, pero hoy profundizaremos un poco más en él.—espetó, volviendo a desplazarse por el sitio. —Así que...procederé a contarles su historia. —antes de proseguir, suspiró. —Aquiles, ésta famosa figura del cual todos ya tenemos conocimiento, tuvo como padres a Tetis y Peleo. —hizo un ademán, al compás de la explicación. —Sin embargo, antes de su nacimiento, éstos dos últimos decidieron casarse... —continuó. —Y para ello, hicieron una celebración enorme, donde -según se cuenta- invitaron a toda Grecia. O... bueno, casi toda, porque hubo una excepción. —realizó una pausa por unos segundos. —Tetis y Peleo no invitaron a Eris. —sonrió, ese típico gesto que los profesores tendían a hacer cuando les apasionaba el tema del cual hablaban. Pronto, sacó sus anteojos en un rápido movimiento, y apuntó hacia los espectadores. —Park Jimin, ¿podrías decirme quién era Eris?

Y tan pronto como fue posible, todas las miradas aterrizaron sobre el rubio. Cleo, que estaba dos filas debajo de él, imitó la acción de los demás. Sin ninguna pizca de timidez, analizó detalladamente al que alguna vez supo ser su pareja. Le ceñía una mirada intensa.

Él se había enderezado en el propio lugar, soltando el lápiz que tenía entre dedos, e intentando recomponer la postura ante el hecho de tener toda la atención sobre su persona. Aclaró la garganta, provocando que su rostro se tense y su mandíbula resalte notoriamente.

La pelinegra suspiró por lo bajo. Era malditamente hermoso.

Cuando estuvo a punto de responder, paseó despreocupadamente sus atentos orbes sobre los demás, y fue allí en donde los detuvo; cuando la vió a ella. Se conectaron mínimamente, una cuestión de escasos segundos, antecediendo a una excesiva tensión, que tan pronto como vino, se fue.






















[ Las manos de Park Jimin jugaron con los rebeldes cabellos de la joven, colocandolos detrás de su oreja, en contra de la noctívaga brisa que soplaba con fervor esa noche.

Ella, por su parte, lo observaba detalladamente. Sus ojos se ceñían sobre los del rubio, y es como si -de alguna manera- intentara descifrar algo en ellos. Ese brillo que destilaban sus prendidas pupilas le inducían un sinfín de dudas e interrogantes. Pues, se preguntaba en sus adentros, si aquellos orbes cargaban con esos deseosos y lumínicos destellos por ella. Si es que ella era la razón por la que su mirada se encontraba tan encendida.

I COME BACK ━━btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora