15. THE PICTURE ²

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15. THE PICTURE ²





⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Cuando una persona no puede respirar, su cuerpo ingresa en un completo estado de desesperación. Justo como Kim Seokjin lo estaba haciendo en éste mismísimo momento.

El castaño supo que algo anduvo mal cuando una extraña presión fue ejercida sobre su cuello, lo cual -instintivamente- lo obligó a llevar su mano libre hasta allí, aflojando el cuello de su camisa. Poco sabría él que ésto no le conseguiría el alivio deseado.
Pronto, no sólo se encontró soltando pequeños jadeos de exasperación, demostrando la nula cantidad de aire que transitaba por sus vías respiratorias. Sino que sintió la forma en que un extraño calor comenzaba a trepar por los músculos de su rostro, permitiéndole escuchar los latidos del corazón en sus propios oídos, indicándole la rapidez con la que la sangre bombeaba.
Ahí, extraños sonidos comenzaron a brotar de sus labios; inspiraciones ahogadas, con la intención de inhalar al menos un poco de aire, o al menos pedir auxilio, acababando en intentos fallidos.
Su cuerpo, entonces, había comenzado a moverse en alerta, conmocionado por la falta de oxígeno. Ahora sus dedos le arañaban la piel del cuello, porque él juraba sentir como si alguien lo estuviera estrangulando. Como si alguien buscara asesinarlo.

Frente a él, observando con sumo entretenimiento esa mirada alterada y ese alma que rogaba por ayuda, se encontraba ella. La misma Bak Cleo, contemplando la forma en que Kim Seokjin se asfxiaba, y sintiendo que en cualquier momento podría llorar de la dicha que observar ésto le traía.

Se imaginaba que el pobre debería estar atravesando un infierno. Y eso le encantaba. De pronto, rió. Él estaba -practicamente- muriendo, y lo último que sus ojos captarían sería la vil y perversa imagen de ella, de una fiera observando la agonía de su presa, saciándose de ello.

Mordió su labio interior. Había esperado por éste momento.

De repente, el vaso de whisky que se encontraba siendo fuertemente presionado en una de las manos de Seokjin, se acabó convirtiendo en un rejunte de trozos y virutas de cristal. El objeto había, en pocas palabras, explotado en su mano.

Cleo no se inmutó ni un segundo. Se dignó a seguir observando la manera en que los cristales se entrerraban violentamente en la palma del castaño, permitiendo así que hilos de un fluido rojo carmín empiece a destilar de aquellas heridas.

Ella volvió a alzar la vista. Lágrimas brotaban de los tormentosos orbes del chico, deslizándose por la piel colorada de su rostro. Se notaba que estaba sufriendo.

Así que, divertida aún por todo el asunto, distinguió cómo el cuerpo del castaño frente a ella se relajaba de un momento a otro. Miró la forma en que éste inhaló una gran cantidad de aire, provocando un gutural sonido que la llevó a rodar los ojos con hastío. Se podría decir que le perdonó la vida prácticamente. Segundos después, comenzó a toser descaradamente, comenzando a adoptar un ritmo de respiración mucho más acelerado de lo normal.

En cuánto éste terminó de recomponerse por unos momentos, Cleo empleó el siguiente movimiento; se aproximó en el lugar hacia él, y con nada de delicadeza, tomo su mano bañada en sangre.
Kim Seokjin dejó salir un alarido de dolor que se perdió en el retumbar de la música bajo ellos. Sus hombros, y casi todo su cuerpo, se doblaron al sentir los dedos de la pelinegra enterrarse en las heridas recientes.

—¿Me darás la respuesta que quiero o no?

Él gimió, casi como si estuviera siendo torturado. —¿C-cómo es que t-tú...? —no pudo terminar, porque volvió a gruñir.

Cleo presionó su agarre, dejando a relucir que no quería otra cosa más que esa respuesta. Sus expresiones duras brillaron entre las luces de colores, y por un momento se volvió la cara misma de la ironía. —¿Sabes? Lo que me estaría sobrando en este preciso momentos son las ganas de verte morir aquí mismo, Seokjin. Así que, no me tientes. Tu mejor que nadie sabes que me cuesta resistirme a las cosas divertidas ¿No? —sonrió cínicamente, agrandando su mirada penetrante. —Imagínate, eso sería jodidamente bueno. Y... digamos que tu familia por fin gozaría de un poco de paz, ya no tendrían que lidiar con la vergüenza que trae tu nombre. —carcajeó por lo bajo, como si estuviera contando un chiste. —Comienzo a pensar que, tal vez, lo que te sucedió no fue más que tu merecido. Tú mismo dijiste que debería cargar con las consecuencias de mis actos, pues pienso que deberías hacer lo mismo ¿No crees? Después de todo, siempre fuiste un jodido hijo de puta al que nunca le importó tener que pisar cabezas para llegar a dónde está. Porque, siendo honestos, la inteligencia no fue lo único que te permitió estar en la cima, Seokjin, si es que alguna vez estuviste ahí. Y no me malentiendas. No digo que esté mal, todos jugamos sucio aquí ¿Verdad? Pero tú cometiste un grave error, y fue el haberte metido conmigo y hacerme la responsable de toda la porquería en la que se convirtió tu vida. Tuviste la oportunidad de hacer las cosas bien. Porque, seamos sinceros, yo fui la única que en verdad entendió la mierda de persona que tu padre fue alguna vez contigo... pero está bien, supongo que cada persona elige su propia tortura, ¿No? Así que si aún logras conectar tus malditas neuronas y piensas con esa inteligencia que tanto presumes tener, haz el esfuerzo de decirme el maldito nombre que necesito y solo así, puede que me apiade de tu miserable existencia.

I COME BACK ━━btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora