09. DESTROY THEM

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09. DESTROY THEM




               Im Nayeon parecía estar sumergida en un trance. Boquiabierta, y con los ojos a punto de salirse de sus ejes, observaba el desastre que se había ocasionado a su alrededor; los vidrios y metales esparcidos por toda la acera del estacionamiento, y su mismo coche prácticamente aplastado por aquel reflector que yacía desarmado sobre el mismo techo del vehículo.

De sus labios brotaban respiraciones irregulares y entrecortadas, acompañándose de esa repentina capa de sudor que se había esparcido por toda su columna vertebral, hasta la parte trasera del cuello, evidenciando el susto en el que se había sumido segundos atrás.

Y es que todo había sucedido demasiado rápido. De a poco comenzaba la intromisión a su mente de aquella idea de morir aplastada o acabar -mínimamente- con una terrible contusión a causa del desperfecto de los postes de luz del estacionamiento, lo cual -había que destacar- fue indudablemente extraño.

—¡Nayeon! —escuchó la voz de su novio a lo lejos, como si estuvieran a millas y millas de distancia, distorsionando el sonido de sus exclamaciones en consecuencia del estado de asombro en el que estaba.

Elevó la vista, apresurada. Sintió unas manos colarse por debajo de sus brazos, alzandola de la mejor manera posible, logrando que increíblemente sus piernas no flaqueen y logren sostener el peso de su propio cuerpo. Cuando aquellos mismos brazos se envolvieron por sus hombros y su cintura, supo con exactitud que se trataba de Jimin. Largó entonces un suspiro de tranquilidad.

—¿Te encuentras bien?

Le oyó susurrar agitadamente, pero no logró responder. No pudo hacerlo, porque un sentimiento de alerta emergió en lo más profundo de su interior, y no supo exactamente porqué, pero fue en el mismísimo instante en el que vislumbró a nada más y nada menos que Bak Cleo.

Le pelinegra acortaba distancia mediante zancadas decididas y casi apresuradas, emanando un aire de preocupación que, a juzgar por lo que se veía, parecía ser genuino.

Solo parecía.

Por delante de ella, Jeon Jungkook se direccionaba hacia allí también, su ceño permanecía fruncido, destilando puro desconcierto, combinándose con los labios entreabiertos que expulsaban hálitos inciertos.

—Nayeon, ¿Estás bien? —soltó el pelinegro, captando por primera vez la atención de Jimin, quien no se había percatado de la presencia de ninguno de los dos. Primero observó al chico, para luego correr sus orbes hacia su ex novia, y finalmente brindarle así una áspera ojeada, molesta, confirmando aquello con la presión en la que ejerció su mandíbula.

No había sido de su agrado aquello.

Cleo reparó inmediatamente del gesto por parte del rubio, y tuvo que obligarse a sí misma a mantener ese semblante falsamente preocupado para no exhibir una satisfactoria sonrisa en su rostro.
Pronto, observó a su mejor amigo, quien parecía mostrarse realmente preocupado.
Y, en verdad, aquello no le sorprendió.

Jeon Jungkook siempre había sido de esas personas que no pueden evitar preocuparse por el otro, más allá de la forma en que la relación con esa persona se pueda regir. Cleo sabía que Jimin y él ya no tenían el mismo vínculo de antes, pero eso no quitaba el hecho de que el pelinegro siempre dejaría a relucir esa faceta sincera e inofensiva, donde a pesar de todo, seguiría velando mínimamente por el bienestar del rubio, sin importar que éste sea un idiota en ocasiones. Y era la única razón por la que demostraba interés en ésta situación, por el simple motivo de que Im Nayeon era novia del que alguna vez fue su amigo.

—Estoy... estoy bien. —logró hablar la castaña, en un barboteo inseguro. Discontinuos suspiros brotaban de ella, como si aún le costara caer en sí de la situación.
Poco reparó de la atención que su novio le prestaba a los otros dos jóvenes, ciñiendo sobre los mismos una mirada que emanaba incertidumbre por demás.

I COME BACK ━━btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora