¡No olviden leer el aviso al final del capítulo 💖!
23. LIMITS, IGNORANCE & GUILT
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⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Se había reacomodado su chaqueta más de tres veces en los últimos cinco minutos. Buscaba evitar, a toda costa, seguir observando a su alrededor. Porque a pesar de que se tratara de un simple pasillo, el recuerdo de la cantidad de veces que lo había transitado provocaba que una bruma nostálgica se alce desde los rincones más profundos de su mente. Cosa que, ahora mismo, no quería.
[ El reloj del coche marcó los diecisiete minutos que pasaron desde las cuatro. La madrugada seguía volviéndose más fría a medida que avanzaban las horas y sorprendía a la ciudad de Seúl que, por éstos lugares, se mantenía estática.
Casi como si el tiempo allí nunca pasara. A Park Jimin le hubiera agradado esa idea.
Su vista volvió a bajar, mientras que el ruido de un mensaje entrante en su móvil encendía ferviente la pantalla del mismo, cortando un poco la oscuridad que supuraba el interior del vehículo.
Una oscuridad que él mismo había escogido. Una pena en la que él mismo había elegido ahogarse. Un dolor que había buscado borrar tantas veces, y que lo había encontrado en todas ellas. Siempre.
«Cariño ¿Dónde te encuentras? ¿Sucedió algo?» El nombre de Im Nayeon parpadeaba reluciente sobre los textos anteriores. Él suspiró con cansancio, a sabiendas de que -muy posiblemente- ella había reparado de la manera en la que él se marchó hace momentos de su apartamento, escabulléndose de la cama que compartían.
Tragó con dificultad y decidió arrojar despreocupadamente el artefacto hacia el asiento del acompañante. No tenía pensado contestar, al menos por una buena parte de la noche. Ya que, primeramente, sus ánimos no se encontraban en el mejor estado. Es más, sospechaba estar rozando el borde de una psicosis antes de sentirse realmente bien. Porque el desasosiego que inundaba su pecho se volvía intoxicante, dañino. Una dolencia que por momentos mutaba a una física y desgarradora. Odiaba eso, con toda su jodida alma. Y, segundo, aún aunque quisiera decirle la verdad a su actual novia, sabía que eso no haría más que desatar una serie de problemas con los cuales no se le antojaba lidiar. Sí, aquella era una idea pésima bajo cualquier perspectiva que se mirase.
Así que se volvió a sumir en el silencio sepulcral que comenzaba a volverse su amigo después de tanto. Desde aquel trágico incidente que tomó lugar aquella noche de verano, su vida se había vuelto como una montaña rusa del horror. Y por más que internamente luchase por dejar de experimentar esa angustia intermitente, de nada servía.
