Amándote

Capítulo 1

Kay Harrison

18 de Enero

— Quién carajos llama a las 6am, joder?! — exclamo con enojo por despertarme de mi sueño.

— Señori...—intenta hablar la otra persona pero la corto.

— Hombre, estaba soñando con Tom Ellis. Usted sabe lo bueno que está? — interrumpo siguiendo con mi enfadó.

— El de la serie..— habla con duda.

— Veo que si, porque me despertó de mi momento calenturiento con él, un poquito de consideración. — termino de decir.

— Me va a dejar hablar, por favor? —su tono de voz es frustrado.

—Le diría que no, pero ya me desperté. Hablé — pedí yendo al baño para despabilarme.

— Joder, habla por los codos. —murmuró.

— Usted me llamo a las seis de la madrugada, no esperé que la iba a contestar con entusiasmo. — respondí ofendida.

— Vale, tiene razón. — dijo en un suspiro cansado.

— Lo sé. —dije con superioridad— En fin quien es y por qué me llama? — digo dandome cuenta que no conozco a la persona con la que escupí mi vómito verbal mañanero.

—Soy el doctor Martínez. —- dejé de secarme la cara para prestarle atención— La llamo porque unos familiares suyos sufrieron un choque automovilístico. —la llamada quedó en silencio y sentí miedo por ese silencio de suspenso.

— Quienes? — pregunté con el corazón acelerado, parecía que me iba a dar un paro cardíaco.

—Lucas Brown, Theo y Mónica Harrison  — respondió con voz pausada. Sentí como todo se detuvo a mi alrededor— el joven tiene heridas leves y una fractura en el brazo, — deje salir un suspiro. — él fue quien mejor salió del accidente.

— Mis padres? Están bien? — pregunté con miedo.

—Señorita, lo lamento mucho pero ellos fueron los que recibieron el mayor impacto al su padre estar conduciendo y su madre en el asiento del copiloto. — cerré los ojos preparándome para lo peor— Siento darle está noticia pero sus padres fallecieron, señorita.

— Mierda. —murmuré con los ojos empañados— Me puede decir en qué hospital se encuentran?

— En el hospital Blackwell.

Luego de eso, mi mundo se derrumbó frente a mis ojos.

No los volveré a ver.

No volveré a escuchar sus voces.

Se fueron para siempre.

18 de Julio

Después de esa llamada, todo en mi vida cambio; ir a reconocerlos, despedirme de ellos, su funeral y noches de llantos. Eso fue así por meses hasta hoy y siento que el vacío en mi pecho solo se agranda más y más.