Guardo el paraguas poniéndolo en un tacho cerca junto a los demás, saludo a mi secretaria y me dirijo al despacho para encerrarme en el y así organizar algunos papeles pendientes. Me quito mi sudadera para apoyarla en el pequeño sofá y así quedarme en una camiseta de mangas largas, me siento en mi silla y empiezo.
Decidí abrir la academia temprano mientras los chicos están en la biblioteca.
La biblioteca cada vez crece más y también es gracias al crecimiento en las redes, la academia tiene pocos alumnos pero aún mantengo la fé en que crecerá y sobre la danza voy día por medio a practicar.
Por fin siento estabilidad en mi vida. Pero a pesar de que todo va bien siento que es más notable que mis padres no están, no puedo pedirles consejos, contarles como me va todo, el cambio que dió mi vida y me dan bajones por momentos.
Me levanto de mi lugar dejando los papales, corro las cortinas y abro un poco la ventana dejando que una refrescante viento entre, miro cómo llueve acompañado del cielo completamente gris. El sonido de mi teléfono en una llamada me hace mirar mi escritorio, lo tomo para ver qué es Lucas, atiendo y me apoyo en la pared viendo hacia afuera.
— Qué haces llamándome en clases, Brown? — es lo primero que digo y escucho su bufido.
— Hola, Brown hermoso de mi vida, cómo estás? — imita mi voz. — Bien, bonita, gracias por preguntar y tú?
— Okey, entendí. Cómo estás, Brown hermoso de mi vida? — me mofo.
— Ahora no quiero responderte, es más ahora voy a colgar. — ruedo los ojos.
— Después la dramática soy yo. — murmuro. — Pero en serio, que haces llamándome mientras estás en la universidad? — pregunto seria.
— Quería saber tu opinión sobre mi poema que ahora en.. doce minutos tendré que darle al profesor. — comenta, me acerco a mí escritorio y me siento en el.
— No creo que mi opinión influya mucho, no soy mucho de la poesía. — hago una mueca.
— Influye para mí, bonita. — sonrió.
— Bien, dispara.
Escucho cómo carraspea y espero ansiosa con una sonrisa a qué empiece.
— Cuándo quiero escapar tú eres ese suspiro de alivio, cuando quiero encerrarme tú eres ese hogar cálido y reconfortante, y cuándo no quiero a nadie ni nada, tú eres esa llamativa soledad en mis pensamientos. — murmura con su voz ronca y profunda que hace estragos en mi ser. — Lo irónico es que jamás preste atención al ver cómo mis ojos buscaban los tuyos, cómo mi corazón quería cuidar del tuyo y cómo yo quería ser eso que eras para mí sin saberlo. — mi corazón se acelera sin saber porqué. — Los llantos, las risas y la nostalgia nos unió volviendonos el mejor escapé, refugió y llamativa soledad de todas.
Mi sonrisa se borró cada vez que una palabra salía de su boca, logre sentir el sentimiento en sus palabras y fue embriagador escucharlo. Ambos nos quedamos en un silencio a través de la línea pero yo lo corté.
— Eso fue... hermoso, muy hermoso. — susurro.
Si mi corazón estaba acelerado después de sus palabras creí que iba a tener un infarto en este momento.
— Lo sé, porque lo escribí pensando en tí, bonita. — sonrió cohibida. — Tú eres mi escapé, refugió y llamativa soledad dónde siempre quiero pertenecer.
Reprimo una risa nerviosa mordiendo mi labio inferior. Una calidez recorre mi cuerpo y este sentimiento que siento por él solo crece sin intenciones de parar.
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Amándote
Teen Fiction[ Romance ] +18 Siempre estuvo en mi vida, en cada momento y en cada recuerdo habitado de mi mente pero no sé en qué momento comencé a enamorarme, a amarlo y verlo de una forma distinta. Solo sé que seguiré Amándote por siempre. Atte: Kay Harrison...