— Podías habérmelo dicho.
— Cierto, pero de este modo fue mucho más divertido.
Lucía no pudo debatir su argumento. Con pasos rápidos, se alejó de él e intentó ignorar la sonrisa maliciosa de Mariana.
— ¿Por qué me tienes tanto miedo?—le preguntó Alex inesperadamente, mientras se ponía a su lado.
— No te tengo miedo.
— ¿Ah, no?. ¿Y entonces qué es lo que te asusta?. Cada vez que me acerco a ti, te encoges de miedo.
— No me encojo—insistió Lucía.
Alex alargó el brazo y se lo pasó por la cintura. Élla se apartó con rapidez.
— Te has encogido—le dijo acusadoramente, mientras regresaban a la escalera mecánica.
Lucía bajaba un escalón por delante de Alex, y él le pasó los brazos por la cintura y apoyó la barbilla sobre su cabeza. Su presencia la rodeaba por completo, la envolvía y hacía que se sintiera extrañamente mareada y protegida. Miró fijamente la fuerza que desprendían esas manos suaves y grandes bajo las suyas. La forma en las venas se marcaban, resaltando su poder y su belleza. Al igual que el resto de su cuerpo, sus manos y sus brazos eran magníficos.
— Nunca has tenido un orgasmo, ¿verdad?—le susurró el ojiverde al oído.
Lucía se atragantó con el Praline.
— Este no es lugar para hablar de eso.
— He acertado, ¿Verdad?—le preguntó—Por eso...
— No es eso—le interrumpió la castaña—De hecho sí que he tenido algunos.
Vale, era una mentira. Pero él no tenía por qué averiguarlo.
— ¿Con quién?
— ¡Alejandro!—exclamó—¿Qué les pasa a Mariana y a ti con ese afán de discutir sobre mi vida privada en público?
Él inclinó aún más la cabeza, acercándolo tanto a su cuello que Lucía podía sentir el roce de su aliento sobre la piel, y oler su cálido aroma a limpio.
— ¿Sabes, Lucía? Puedo proporcionarte placeres tan intensos que no serías capaz de imaginarlos.
Un escalofrío le recorrió la espalda. Le creía. Sería tan fácil dejar que le demostrara sus palabras... Pero no podía. Estaría mal y, sin tener en cuenta lo que ella dijese, acabaría remordiéndole la conciencia. Y en el fondo, sospechaba que a él también. Se echó hacia atrás, lo justo para mirarlo a los ojos.
— ¿Se te ha ocurrido pensar que quizás no me interesa tu propuesta?
Sus palabras le dejaron perplejo.
— ¿Y eso cómo es posible?
— Ya te lo he dicho. La próxima vez que tenga intimidad, quiero que estén involucradas muchas más partes además de las obvias. Quiero que sea algo más que sólo sexo.
Alex miró sus labios con ojos hambrientos.
— Te aseguro que puedes cambiar de opinión.
— Sí que lo haría.
Estremeciéndose como si lo hubiese abofeteado, Alex se irguió. La castaña lo miró a los ojos.
— ¿Por qué es tan importante para ti que yo acceda? ¿Te ocurrirá algo si no cumplo con mi parte?
Él rió amargamente.
— Como si las cosas pudiesen empeorar más.
— Entonces, ¿Por qué no te dedicas a disfrutar el tiempo que pases conmigo sin pensar en...—y bajó la voz—el sexo?
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𝑫𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒔𝒆𝒙𝒐 - Lucialex (Adaptación)
FanfictionESTA NO ES MI HISTORIA, ES UNA ADAPTACIÓN CRÉDITOS A SU MARAVILLOSA AUTORA Sostén el libro sobre el pecho y menciona su nombre tres veces a la medianoche, bajo la luz de la luna llena. Él vendrá a ti y hasta la siguiente luna, su cuerpo estará a tu...