Capítulo 24

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In My Darkest Hour

El pasar de los días para Mustaine se había sentido muy rápido, después de las presentaciones que daba Megadeth y las desveladas llenas de alcohol y drogas a las que se sometían, no eran los mismos jóvenes alegres y llenos de energía, ciertamente, las sustancias que consumían comenzaban a hacer su efecto, claro que no de buena manera.

Esa mañana del veinticuatro de diciembre, Dave se levantó de muy mal humor, como venía siendo costumbre esos meses; su vista cansada y llena de ira recorrió toda la habitación, podía escuchar las risas de sus compañeros en la planta baja quienes seguro estarían desayunando, incluso podían estar comiendo o cenando, no contaba con la noción del tiempo. Se levantó de la cama con dificultad, sentía un fuerte dolor que lo recorría desde la cadera hasta el final de sus glúteos, no sabía exactamente la razón por la cual era ocasionado dicho malestar, pero no lo había sentido nunca en su vida. Caminó hasta el cuarto de baño, su estómago estaba tan revuelto que si no se apresuraba a llegar iba a vomitar en el pasillo, y él no tenía intenciones de limpiar esa porquería.

Anduvo dificultosamente por el pasillo, la luz tenue de la mañana se colaba por los ventanales de las escaleras indicándole una hora aproximada. «Al menos no es tan tarde» pensó Dave.

Su caminar paró abruptamente al escuchar los pasos que se aproximaban hasta él, trató de dar la vuelta para encontrarse con la persona que estaba allí, pero no lo logró, salió corriendo hasta el baño con las pocas fuerzas que le quedaban y una vez ahí expulsó el pútrido líquido que le quemó la garganta de inmediato.

—Dave, ¿estás bien? —Dave logró escuchar la voz nerviosa de David; como respuesta movió un poco su cabeza hacia los lados, indicando que no lo estaba—. ¿Necesitas algo? Puedo traerlo si quieres. —ofreció Ellefson con el tonó más amable que encontró. El joven bajista, al igual que Dave, no se encontraba de muy buen humor gracias a la tremenda fiesta que habían armado la noche anterior.

—Sólo... vete. —alcanzó a pronunciar Dave antes de que las violentas arcadas silenciaran su voz.

David entró en pánico cuando vio que los violentos espasmos no cesaban, su mirada llena de preocupación se posaba en el pelirrojo; sin saber que hacer o cómo reaccionar, solo se quedó parado a esperar a que Dave se calmara. Algo le decía que el malestar del pelirrojo tenía que ver con las grandes cantidades de alcohol y droga que habían estado consumiendo esos meses, y estaba en lo correcto, Dave se estaba destruyendo poco a poco, pero no quería darse cuenta de ello.

—Dave, yo... —David observó a su compañero de banda, éste se encontraba arrodillado delante del inodoro, su cuerpo se movía en violentos espasmos que lo atemorizaban, su cabello anaranjado cubría su rostro impidiéndole ver lo mal que se veía Mustaine en esos momentos—. Dave, necesitas un médico, enserio estás mal, voy a llamar a la ambulancia.

Antes de que Dave pudiera protestar o tratara de detener al bajista, David salió del cuarto de baño a prisa, el frío sudor le recorría la frente y los malos pensamientos se arremolinaban en su mente. ¿Qué podía hacer él por Mustaine? Nada, ni siquiera fue capaz de ayudarlo, solo se quedó parado frente a él, esperando a que algo más sucediera. «Seguro que James no hubiera actuado como yo» Pensó David; no podía dejar de pensar en el rubio de ojos azules, el cual era dueño de los sentimientos y pensamientos de Dave. ¿Por qué Dave no había encontrado eso en él? Se suponía que eran mejores amigos, muy cercanos, pero simplemente eso no ocurrió. Ellos no estaban destinados a estar juntos.

Sus manos temblorosas tomaron el teléfono, con su mano libre comenzó a marcar el número de emergencias; el sonido de espera se hizo eterno para David, estaba nervioso, pensó en que no debió de haber dejado solo a Dave, ¿y si se ahogaba con su propio vómito? A muchos famosos les había ocurrido eso, no era algo a descartar. Su mente divagaba en los malos pensamientos que creaba su subconsciente, mientras esto sucedía, la voz del otro lado del teléfono trataba de obtener una respuesta. Reaccionó justo antes de que colgaran la llamada, su voz salía de su garganta casi en un susurro, el nerviosismo no le permitía hablar fluidamente, aun con todo esto, se las arregló para dar su dirección y los síntomas que presentaba su amigo. El personal médico le indicó que llegarían en diez minutos, esto desesperó a David, podían pasar muchas cosas en diez minutos, demasiadas.

Promises ~Hetstaine~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora