Capítulo 18

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Esa mañana, el clima era especialmente frío; James escribía en un cuaderno las cosas que le venían a la mente como forma de desahogar su aburrimiento. Esos días no había tenido muchas ideas para composiciones nuevas, pero la noche anterior las ideas simplemente habían fluido por sí solas. Antes de que desaparecieran, todos esos versos que pasaban por su cabeza fueron plasmados en la ya designada "libreta de composiciones", un nombre largo pero perfecto.

El trabajo no era la gran cosa, se suponía que su compañera llegaría hasta las 10 de la mañana, así que se encontraba él solo.

Como ya era costumbre colocó uno de los vinilos que había, esta vez colocó uno de Queen, no le gustaba mucho la banda, pero no tenía otra cosa que poner, los había puesto casi todos por lo que la idea de traer los discos de su propia casa no estaba tan lejana.

Colocó el vinilo en el tocadiscos y regresó a su puesto, no había mucho que hacer cosa que le agradaba y le aburría al mismo tiempo; por un lado, no tenía que hacer casi nada y le pagaban de todos modos, por otro lado, era aburrido estar tantas horas sentado tras un mostrador esperando a que llegaran los clientes. La semana pasaba desagradablemente lenta, siempre creyó que vivir solo iba a ser salir de fiesta y no hacer nada en todo el día, pero se equivocó, vivir solo era mucho más difícil de lo que pensaba, sobre todo en el aspecto de las cuentas, sentía que esos pagos lo consumían poco a poco; debía pagar la luz, el agua, el alquiler, etc... Era abrumador.

—No sabía que te gustaba Queen. —la voz de Jesse lo sacó de su ensimismamiento, no la había escuchado entrar.

—No me gusta mucho, era lo único que había. —dijo James, volviendo la vista a lo que estaba haciendo momentos antes.

—Son buenos, además Roger Taylor es guapo. —James posó su vista en la chica rubia. Desde que ella había llegado al trabajo, las horas de su turno se hacían más llevaderas, le agradaba.

—Bueno, en eso no puedo opinar, me atraen más las mujeres. —dijo James, meditando sobre sus palabras. No había mucha mentira en ello, realmente, a lo largo de su vida únicamente le habían atraído dos chicos, siempre se había fijado más en mujeres.

—Eso supuse. —la plática fluyó con naturalidad, encontrar un tema de conversación no era muy difícil.

Sin darse cuenta, el turno de James había terminado, se despidió de Jesse y se encaminó a su casa, necesitaba comer algo antes de ir a su siguiente trabajo. Apenas entró a su habitación se encontró con el oso gigante en su cama, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, solía dormir con el peluche a los pies de la cama, lo hacía sentir acompañado.

Comió algo rápido y se dispuso a irse a su trabajo, la idea no lo entusiasmaba mucho, pero necesitaba el dinero; las calles lucían mucho más transitadas a esas horas del día. Caminaba con lentitud, su vista permanecía fija en el suelo, y de vez en cuando miraba al frente para no chocar con nadie. No tardó demasiado tiempo en llegar al restaurante, estaba listo para comenzar a atender a gente que no conocía y que a veces podía ser demasiado terca y grosera, no le molestaba mucho, pero la mayor parte de las veces tenía que contenerse para no golpear a las personas groseras, eran desagradables en su opinión, pero qué más daba.

(...)

—Viejo, eso suena del carajo. —se quejó Mustaine luego de escuchar la nueva composición que le presentaban Lars y Cliff. Ambos chicos lo miraron con molestia, habían estado trabajando en esa canción todo un mes y ahora que se lo mostraban a Dave decía que era una mierda.

—Ajá, ¿y qué hacemos para que según tú suene bien? —interrogó el danés con un tono arrogante.

—Falta una segunda guitarra y además están fuera de tiempo.

Promises ~Hetstaine~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora