Capítulo 24

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Taehyung estaba inquieto, el vientre le dolía y la excitación que sentía no lo dejaba descansar en paz. Abrazó con fuerza la sudadera que Jungkook le había dado para que no lo extrañara durante el resto de su calor. Lamentablemente, no pudo continuar más días junto al alfa, su celo se había intensificado provocando que los supresores perdieran efecto en su cuerpo. Además, Jungkook había empezado a sufrir los síntomas igual, por la cercanía y la conexión de sus animales; no tuvieron más remedio que separarse. La madre de Jungkook lo regresó a su casa, y aunque Taehyung había rogado por permanecer junto a su alfa, al final fue separado de él. De todas formas, Jungkook no iba a permitirle quedarse a su lado, él se había negado a la idea de que estuvieran cerca en cuanto su lobo empezó a descontrolarse, Taehyung sabía que lo estaba cuidando, pero era muy difícil entenderlo cuando el celo seguía presente.

Rasgó sus sabanas completamente frustrado, no estaba conforme, aun cuando tenía varias prendas del alfa alrededor de él, seguía sin sentirse satisfecho; él no quería ese nido, él quería el nido que Jungkook le había construido, ahí se sentía seguro y protegido, en cambio, estaba en su cama, donde se sentía incómodo, además de que su ardilla se sentía completamente ajena en ese sitio.

-Nuececita, tu comida está aquí-

Su padre le avisó desde el otro lago de la puerta, respetando su espacio; Taehyung pudo escuchar como colocaba la bandeja en el suelo para luego retirarse. Sus padres nunca entraban a su habitación cuando estaba en celo, excepto en emergencias. La razón era por el respeto que tenían hacia su privacidad, sin embargo, eso había cambiado. Actualmente, entrar a su habitación cuando estaba en celo estaba estrictamente prohibido, él único que podía acceder era su alfa, debido a que su animal ahora consideraba a sus progenitores como invasores, se corría el riesgo de contaminar el nido, y eso podría enloquecer a su ardilla.

Se acurrucó entre las ropas y suspiró tembloroso, la presión en su estómago no desaparecía, además tenía una enorme necesidad por aparearse, cada que olfateaba el aroma a roble y a galletas, su entrada se dilataba comenzado a palpitar. Afortunadamente, dentro de la locura del celo, su parte racional había hecho acto de presencia en cuanto estuvo encerrado en su habitación, así que agradecía mucho que Jungkook no lo hubiese marcado cuando su animal estuvo controlando sus decisiones. Aunque mentiría si dijera que no deseaba unirse con él, sabía que todavía faltaban muchas cosas por decidir.

-Huele bien-

Enterró la nariz en la prenda, la esencia de Jungkook era exquisita, se estaba volviendo un adicto, necesitaba más de ella. Soltó un pequeño quejido cuando su entrada se contrajo, respiró profundo cuando se relajó, sintiendo como una nueva carga de lubricante mojaba sus pantalones. El deseo por ser penetrado creció, no podía pasar más tiempo así, necesitaba tocarse. Se arrastró hasta un extremo de la cama para alcanzar su pequeña cómoda. Abrió el segundo cajón y buscó entre sus pertenencias la caja que resguardaba bajo llave, donde se encontraban sus juguetes sexuales. Aunque nunca le revisaban sus cosas y sus padres no tenían ningún tabú con el tema, Taehyung no podía evitar avergonzarse ante perspectiva de sus progenitores viendo sus juguetes.

-Aquí estás-

Tomó el vibrador de silicona morada entre sus manos junto con el control y volvió a dejar la caja en su lugar. Se acomodó boca abajo y colocó una almohada en su pelvis para lograr que esta se elevara, llevó sus manos a su pantalón de pijama para retirarlo, dejándolo hasta la mitad de sus muslos. Separó uno de sus glúteos y con ayuda de su mano contraria, introdujo el juguete en su interior. Jadeó al sentir como era estirado por el juguete de plástico, se deslizaba fácil en su cavidad, ni si quiera necesitó de alguna preparación previa, el celo lo tenía suficientemente dilatado y mojado.

Con el vibrador a la mitad, tomó el control y lo encendió en el primer nivel, un gemido salió cuando las vibraciones empezaron a estimularlo, ni si quiera estaba en un nivel alto, pero su sensibilidad estaba multiplicando las sensaciones. Tomó una respiración y lo introdujo por completo provocando que su cuerpo se retorciera por reflejo, llevó sus manos a la almohada donde reposaba su cabeza, aferrándolas a ella mientras dejaba que el juguete hiciera todo el trabajo. Sus gemidos pronto se volvieron constantes, la estimulación se sentía muy bien por todo su canal, inclusive estaba teniendo pequeños espasmos, no iba a durar mucho, su cuerpo necesitaba urgentemente una liberación.

Chillido travieso (Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora