C a p í t u l o - 8.

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Todos en el harén habían formado un círculo, miraban con estupefacción la pelea entre Wei WuXian y Wang LingJiao; el omega se encontraba sentado sobre la chica mientras la abofeteaba repetidas veces, el rostro de LingJiao iba de un lado a otro.

Después de que Wang LingJiao le levantara la mano a WuXian, este no había dudado en responder, pero a diferencia de ella su primer movimiento fue golpearla en el estómago para así derribarla y regresarle el mismo golpe que ella le había dado, con la diferencia de que no sería uno solamente.

LingJiao al principio intentó defenderse lanzando manotazos al aire y jalando el cabello de WuXian, pero al ver que era inútil sólo pudo cubrirse de la mejor manera para evitar que su rostro continuara siendo agredido por el joven omega.

—¡Sepárenlos!

Gritaban todos los omegas haciendo un gran alboroto, era claro que llamaron la atención, haciendo que Xiao XingChen terminara apareciendo en el harén.

El beta reaccionó alarmado al mirar la pelea, parecía que no lo podía creer. —¡Ya basta, deténganse!—XingChen no dudó en llamar a los guardias para que los separaran. —¡Guardias, agárrenlos!

Entre dos guardias tomaron a WuXian para quitarlo encima de LingJiao, mientras que otro retenía a la mujer para que no se aprovechara y atacara.

—¡Pagarás por esto WuXian!—gritó Wang LingJiao con ambas mejillas rojas debido a las bofetadas recibidas.

—¡Te estaré esperando serpiente rastrera!—expresó WuXian removiéndose sintiendo como las palmas de sus manos estaban calientes, su adrenalina se había elevado demasiado.

XingChen se interpuso entre los dos para detener los insultos. —¡Es suficiente!—miró a ambos omegas y dio la indicación a los guardias. —Tráiganlos a ambos, el resto vuelva a sus asuntos.

Con eso último todos los omegas se dispersaron en el harén, sabían que si se metían donde no los llamaban seguramente también terminarían castigados.

Xiao XingChen llegó hasta una habitación apartada y suspiró con cansancio mientras miraba a los dos omegas de enfrente. Por un lado se encontraba Wang LingJiao; su peinado estaba destruido, su ropa desaliñada y ambas mejillas tenían estampadas la figura de las manos de Wei WuXian. El omega no estaba mejor, la única diferencia es que su cabello no parecía un nido de pájaros, sólo una de sus mejillas estaba ligeramente pintada de rojo y un pequeño rasguño acompañaba su pómulo.

—¿Y bien?—preguntó el beta mirándolos. —¿Por qué discutieron?, saben que las peleas están estrictamente prohibidas en el harén.

Como era de esperar, la primera en abrir la boca fue LingJiao. —¡Él empezó! ¡Ustedes los vieron, estaba sobre mí atacándome como un animal salvaje!

—¡Tu te lo buscaste!—WuXian se defendió enseguida, no dejaría que esa vil bruja lo calumniara. —¡Ella dio el primer golpe!

—¡Lo tenías merecido! ¡Hiciste comentarios ofensivos hacia mi!—contraatacó la mujer demostrando indignación.

WuXian no podía creer lo arpía que era esa omega. ¡Era tan desagradable! ¡¿Cómo es que alguien como ella había terminado en el palacio de GusuLan como una de las concubinas?!

—¡Sólo te dije tus verdades en la cara!—gritó WuXian colérico de que esa mujer sólo soltara mentira tras mentira.

Una vez más XingChen llegó a su límite. —¡Silencio!—el beta lucía genuinamente molesto. —Deberían sentir vergüenza de hacer todo este espectáculo. Si Lan QiRen estuviera aquí no dudaría en azotarlos.

WuXian sudó frío como cada vez que hablaban de castigos, no sabía el por qué, pero se había vuelto un imán para siempre encontrar problemas en el palacio.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora