C a p í t u l o - 2 1.

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Poco a poco se veía el cambio de las estaciones, el otoño estaba cerca, provocando que los arbustos que usualmente estaban decorados con vistosas flores ahora lucieran más simples y algo marchitos. La naturaleza tomaba su curso, ni siquiera los palacios tenían el poder para hacer que sus jardines permanecieran verdes y llamativos todo el año, muy pocas flores permanecían vivas y la mayoría de los árboles dejaban sus tonos verdosos para tornarse naranjos.

Wei WuXian sonrió cuando Wen Ning llegó con una cesta de postres. Estaba feliz de que MianMian y Wen Ning pudieran permanecer a su lado, incluso si en el proceso obtuvo algunas caras de desaprobación por parte de Lan QiRen, en ese punto era lo de menos.

Negó al ver como Wen Ning se esforzaba en ayudarlo, a pesar de decirle que su compañía era más que suficiente, el joven Wen siempre buscaba asistirle en todo lo que pudiera, incluso en pequeños antojos cómo esos postres de pasta de arroz dulce.

—¿Sí había?, creí que era muy temprano para que las cocinas los tuvieran listos—preguntó emocionado WuXian tomando uno de los bocadillos para devorarlo con gusto.

—Desde que el príncipe Lan WangJi supo de tus antojos por lo dulce ordenó tener siempre algunos postres listos para ti, no importa la hora—dijo MianMian tomando de igual forma una de las tartas de la canasta. —En estos momentos agradezco tanto que estés embarazado.

WuXian rio, sabía que ahora tenía ciertos privilegios, siendo la comida uno de los más notorios. El harén era muy estricto y regulaba todo, así que está clase de postres eran muy limitados, pero ahora no era así. Y claro, como Wen Ning y Luo QingYang siempre estaban con él también sacaban ventaja. Siendo honesto, la verdad el omega no era muy antojadizo, hasta el momento sólo en dos ocasiones había presentado antojos por postres, y una de esas veces estaba con Lan Zhan. Aparentemente desde entonces el alfa había pedido estar más pendiente de todo lo que quisiera el omega.

Algo gracioso era que el Wen y la beta pedían ciertas comidas en nombre de WuXian, aunque al final era para ellos, esto siempre preguntándole primero al gitano, quien nunca se negaba.

—¿Te tomaste la infusión?—preguntó MianMian con seriedad.

WuXian asintió para tranquilizarla: —Lo hice cuando preparabas el baño.

El omega había estado en cuidados intensivos tratando las heridas de su espalda, incluso cuando él se sentía mucho mejor le seguían aplicando ciertas medicinas y algunas infusiones. Pero prácticamente estaba sanado, incluso las marcas de su espalda estaban a punto de desaparecer.

Mientras cruzaba el jardín se dio cuenta que había una persona cerca de uno de los estanques, sólo necesitó avanzar unos pasos más para descubrir que se trataba del príncipe Jin XuanYu. Habían transcurrido varios días y ese omega seguía en el palacio, era hora de que WuXian investigara qué era lo que le retenía, a estas alturas ya lo creía de regreso a sus tierras.

Wei WuXian les indicó que se detuvieran: —Esperen aquí, tengo que hablar en privado con el príncipe—dijo con los ojos fijos en el Jin.

—WuXian, no hagas un alboroto—pidió MianMian mirándole con advertencia.

—No lo haré, tranquila—se sentía de muy buen humor para hacer alguna clase se escándalo.

MianMian suspiró resignada: —Contigo nunca puedo estar tranquila.

WuXian sonrió y caminó hasta alcanzar la estática figura de XuanYu, quien miraba con atención las ondas en el agua que se formaban cada vez que una hoja caía. Tenía un aspecto serio y un tanto perdido.

—Sigues aquí...—dijo WuXian llamando su atención cuando estuvo muy cerca suyo. —Pensé que en cuanto regresaras hablarías con el consejo para negarte a la boda.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora