C a p í t u l o - 2 4.

8.3K 1.2K 1.1K
                                    

El golpe sobre la mesa se escuchó fuertemente por toda la habitación, no era precisamente el comportamiento esperado para la familia real, pero en ese momento todos habían sido llevados al límite.

Lan QiRen resopló indignado, no podía creer lo que Lan WangJi había dicho, su mayor orgullo en cuanto epítome de la perfección se había arruinado, lo desconocía por completo. —¡No puedes renunciar a tu título sólo por encapricharte con ese omega!

No le importaba que el mismo rey y reina estuvieran presentes, él como su tío y profesor personal se sentía indignado de ver que el joven al cual vio crecer y se empeñó en mostrarle las formas correctas de andar se desviaba del camino de la rectitud y nobleza.

Lan WangJi permaneció firme en su postura, su voz fría declaró: —Si no permiten que reanude la búsqueda lo haré.

La amenaza del joven alfa no era un juego, y todos los presentes lo sabían. Hace poco el consejo había dado la orden de retirar a todos los soldados de búsqueda, el motivo se debía a Lan QiRen, quien había advertido que el resto de reinos había comenzado hacer preguntas al ver a sus hombres andando por tierras ajenas. Las verdaderas intenciones de QiRen eran alejar las narices del resto de los asuntos internos del palacio, más nunca esperó que Lan WangJi reaccionara de tal forma, incluso levantando su voz para advertir su renuncia a la corona, lo cual era una locura, no, peor aún, un suicidio.

El rey QinghengJun sabía que debía intervenir antes de que la discusión entre su hermano e hijo empeorara.

Interponiéndose intentó razonar con Lan WangJi: —¿Y luego que, WangJi?—preguntó su progenitor con seriedad. —Sabes que si lo encuentras habrá consecuencias, ese chico deberá pagar, el consejo no lo dejará así de sencillo. Que QiRen lograra cancelar la búsqueda ha sido beneficioso para él.

Lan WangJi apretó los puños, sus nudillos estaban blanco debido a la fuerza, se sentía amenazado por todos. Nada de eso hubiera ocurrido si hubiera estado más al pendiente de WuXian y el cambio de sus acciones o si simplemente hubiera hablado con él.

—A-Zhan—esta vez fue su madre quien le llamó, se veía tan preocupada por lo aturdido que estaba su hijo. —Sé que estás preocupado, pero debemos dejar que las cosas se calmen, los otros reinos ya empiezan a cuestionarse porque nos hemos movilizado en sus tierras.

Lan WangJi bajó la vista, él lo comprendía, pero... no podía simplemente quedarse de brazos cruzados y esperar. —No puedo rendirme, debo asegurarme que están bien.

Con el pasar de cada día su miedo sólo aumentaba, el dolor en su pecho se había vuelto tan insoportable que era imposible despejar su mente. Pensaba a menudo en todos los motivos que tuvo Wei WuXian para abandonarle, incluso cuando dijo que no se iría. ¡Había roto su palabra!

En ocasiones sobrepensaba de más: ¿Y si se arrepintió de permanecer a su lado?

Lan WangJi había buscado desesperadamente el campamento de gitanos, pensó que WuXian iría allí, pero su angustia sólo creció cuando le avisaron que Wei WuXian no se encontraba en ese lugar.

La mano de la reina tocó la mejilla de Lan WangJi para traerlo de regreso de sus pensamientos. —A-Zhan, yo te entiendo, tu padre y tu tío también lo hacen—sus ojos de madre mostraban auténtica preocupación por el estado lastimero de su hijo—, pero ellos tienen razón, el consejo pedirá su sentencia y lo sabes.

Con un movimiento brusco retrocedió, su entrecejo estaba fruncido y sus ojos dorados se volvieron amenazantes, parecía un animal salvaje listo para atacar. —Nadie lo tocará—sentenció duramente—, lo encontraré y alzaré mi espada de ser necesario para protegerlo.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora