C a p í t u l o - 3 2.

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No había un olor a sándalo cerca, tampoco escuchaba quejidos de bebé. El alrededor le parecía más bien extraño, sin aromas que le hicieran sentir seguro, cosa que terminó despertando al omega de forma un tanto alarmada.

Wei WuXian abrió los ojos de golpe y giró la cabeza para descifrar dónde estaba, sólo al ver la decoración y la persona no tan lejos de ahí se relajó. Era la tienda de sus padres, su madre le daba la espalda sin notar que ya se había despertado.

—¿Mamá? — llamó WuXian desorientado por el sueño, su omega interno se agitó exigiendo la presencia de su alfa e hijo. —¿Dónde están...?

—El joven Lan te trajo a primera hora, ahora está con tu padre y mi nieto —dijo enseguida su madre calmándole, con una sonrisa le tendió un tazón humeante, seguramente preparado con antelación por Changze—. Ten, come algo.

—Gracias —respondió sentándose, sin más remedio que comenzar a comer, en cuanto terminara buscaría a Lan WangJi para apaciguar a su omega interno.

Su madre se colocó cerca suyo y le acarició la cabeza, evidentemente feliz por tener a su hijo. —Pensé que dormirías hasta tarde.

Desde niño Wei WuXian nunca fue bueno para levantarse, actualmente eso no había cambiado tanto, sólo en ocasiones especiales dónde se sentía incapaz de dormir profundamente.

—Sonará raro, pero no pude hacerlo —dijo con una sonrisa.

Tiempo atrás no había ningún problema, pero ahora se sentía fuera del lugar, o al menos no tan seguro para dormir hasta que el sol se alzara. El hecho de que ni Lan WangJi ni Lan SiZhui estuvieran presentes le agitaba más.

Su madre le observaba sorprendida. —Vaya, quizás estar con el joven Lan te ha sentado bien.

WuXian sonrió, claro que Lan WangJi le hacía bien, ese sentimiento de seguridad que le brindaba era único. En el palacio, el hecho de que sus aposentos estuvieran impregnados con el aroma al alfa ayudaba, ya que este pasaba tiempo ahí con él, de lo contrario quizás tampoco podría dormir hasta tarde.

Mientras se dedicaba a comer, la mirada de su madre se agudizó, dudosa acercó su mano a la túnica del omega y la abrió unos milímetros. La mancha roja que en un principio había llamado su atención ahora estaba expuesta en su totalidad, revelando más información de la necesaria.

WuXian casi se ahogó al ver la dirección que tomaron los ojos de su madre. Con rapidez volvió a cubrirse. —No es nada.

Agradecía a Lan WangJi, quien aparentemente le había vestido con una túnica interior, de lo contrario Cangse Sanren  hubiera visto mucho más que una simple marca de beso, aunque estaba claro que ella sabía que debía de haber no solamente una.

—¿Crees que yo nací ayer? —dijo Cangse Sanren alzando una ceja—. Mejor cúbrete antes de que tu padre mire eso, se arrepienta y decida esconderte de ese alfa.

WuXian rio por su comentario un tanto exagerado. —Él no haría eso.

—No, pero ganas no le faltan y a mí tampoco —respondió su madre igualmente divertida siguiéndole el juego.

—Como si ustedes fueran inocentes —se quejó acusadoramente el omega, si él llegó al mundo no fue por obra de magia.

Cangse Sanren rio con fuerza por la osadía de su hijo, pero ella muy lejos de avergonzarse agregó: —Ciertamente no, a decir verdad, tu padre es muy entusiasta.

Wei WuXian cerró los ojos y tapó sus oídos, arrepentido por haber abierto la boca.

—¡No lo digas, no quiero saberlo! —gritó negando varias veces, no deseaba una imagen como esa de sus padres.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora