C a p í t u l o - 3 1.

10.6K 1K 1K
                                    

El barco de GusuLan arribó a YunmengJiang antes de que los primeros rayos del sol tocaran las montañas. Con una escolta discreta la pareja que viajaba junta se dirigió al palacio de Lotus Pier, en el cual fueron recibidos de primera instancia por Lan XiChen.

Debido a la hora Wei WuXian fue llevado a una habitación para descansar hasta el almuerzo, aunque le fue imposible volver a conciliar el sueño por lo inquieto que estaba Lan SiZhui, pensando en que su hijo quizás resentía el cambio de ambiente. No pasó tanto antes de que el omega tuviera una visita.

Los ojos de Wei WuXian se abrieron grandes al notar el vientre sumamente abultado de Jiang WanYin.

¿Así de grande él tuvo la barriga en su embarazo?

—Cuando dije que la próxima vez quizás te vería con uno o dos hijos no pensé que sería tan literal —dijo WuXian con una sonrisa de burla.

El príncipe Jiang bufó al escucharle, su ceja se alzó al no creer la gruesa cara que tenía Wei WuXian para decirlo.

—¿Me lo dices a mí?, eres tú quien más sorprendió a todos. Estás a punto de casarte con Lan WangJi e incluso tuviste un hijo antes que yo —señaló al bebé que reposaba en brazos de WuXian.

Ambos omegas se habían encontrado mientras los hermanos Lan hablaban en privado, dejándoles un momento. Era tan extraño un encuentro después de tanto tiempo. La última vez que se vieron Wei WuXian aún intentaba escapar por todos los medios del palacio de GusuLan y ahora tenía en sus manos al futuro heredero del reino.

—Cierto, tú no conoces a mi querido A-Yuan —el omega acercó más a su bebé—. Príncipe WanYin, le presento al príncipe Lan SiZhui.

El descendiente Jiang sonrió con ternura e inconscientemente acarició su abultado vientre, del cual no faltaba tanto para poder dar a luz.

—Muy lindo para ser tu hijo.

—¡Oye! —se quejó WuXian enseguida, aunque los dos omegas pronto se soltaron a reír.

Si les hubieran dicho años atrás que vivirían una escena como esa ninguno la hubiera creído, pero ahora, quisieran o no, su cercanía había aumentado incluso más a la que compartían de niños.

Wei WuXian paró de reír y se enfocó en su hijo, con pesadez dejó salir un profundo suspiro.

—Sabes, ahora entiendo un poco más tu postura —murmuró besando la cabeza de su bebé—. Siempre hay una lucha interna en el palacio.

El Jiang bajó la mirada. —A veces solamente viviéndolo en carne propia lo comprendemos.

No es como si quisiera que más personas pasaran por lo mismo, a fin de cuentas, se volvía un calvario si uno no era lo suficientemente fuerte para sobrevivir, pero era cierto que sólo experimentándolo en carne propia se tenía la certeza de a lo que se enfrentaban tras esos elegantes muros.

—Me he decidido a hacer un cambio, las cosas no pueden seguir así —declaró de la nada Wei WuXian con voz segura, sus ojos grises destellaron acompañados de una sonrisa—, me gustaría tener el apoyo de Yunmeng cuando sea requerido.

Jiang WanYin quedó enmudecido por unos segundos, casi incapaz de reconocer al joven de enfrente. Ese Wei WuXian era muy diferente al de sus memorias, inclusive su presencia tenía un aura distinta; esta era más fuerte e imparable.

—Mi reino siempre estará dispuesto a oír lo que tengas que decir —dijo WanYin con un asentimiento y tenue sonrisa complacido por lo rápido que aprendía WuXian.

Dos golpes en la puerta de la habitación y la voz de un sirviente sonaron. —Alteza, el almuerzo ya está servido.

De forma tranquila se dirigieron a reunirse con los alfas, el sabor de la comida fue bastante complaciente para el paladar de Wei WuXian, el picante incluso de hacía recordar viejos tiempos.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora