C a p í t u l o - 2 0.

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Había una suave melodía de cuna en el ambiente, Wei WuXian tenía apoyada la cabeza sobre las piernas de su madre, la mujer le sonreía dulcemente mientras cantaba y cortaba una manzana en forma de conejo para dársela al menor.

A lo lejos la figura de Wei Changze se acercaba, el pequeño niño no logró contener su emoción, por lo que se levantó de prisa y corrió al encuentro de su padre. Changze le recibió con una sonrisa mientras lo levantaba en el aire para ponerlo sobre sus hombros.

Wei WuXian rio felizmente, observaba como su padre abrazaba a su madre y le daba un beso. El omega se sintió tan bendecido.

Repentinamente la escena cambió, de nuevo estaba recostado sobre el suelo, debajo de su cabeza había una suave superficie que le servía como soporte, además de que una relajante voz tararea una melodía conocida, pero no eran las canciones de cuna o de fiestas alegres que su madre le cantaba, era una más sentimental que llegaba a lo profundo del corazón. Esta vez el aroma a sándalo estaba en el aire, reconfortándolo en cada suspiro. Al mirar hacia arriba pudo apreciar el fino rostro de jade, tan hermoso que parece irreal.

Wei WuXian sonrió y pronunció su nombre.

—Lan Zhan...

Los ojos grises se abrieron con lentitud, aún escuchaba esa melodía que solía tocar casi a diario con la flauta. Una vez que logró enfocar la vista sintió como si su alma regresara a su cuerpo al ver esos brillantes ojos dorados mirándole. Lan WangJi estaba a su lado.

—Wei Ying—la voz del alfa salió impregnada de preocupación. —No te levantes.

Lan WangJi impidió que Wei WuXian se moviera en cuanto vio sus intenciones para sentarse. El omega estaba recostado boca abajo, su espalda estaba cubierta con diversos remedios y mantas blancas para sanarlo con mayor rapidez, también había vendajes que sujetaban algunas plantas medicinales, estas soltaban un fuerte aroma, el cual le mareaba un poco y picaba en su nariz.

El gesto de dolor se acentuó cuando fue cada vez más consciente de ese ardor en su espalda debido a los azotes. Pero todo su malestar pasó a segundo plano, había una nueva preocupación carcomiendo al omega y esa era su necesidad por decirle a Lan WangJi toda la verdad.

WuXian extendió su mano para alcanzar la del alfa, sus ojos estaban llenos de pánico. —Lan Zhan, te juro que jamás podría traicionarte—comenzó a decir de forma rápida—Yo... me encontré con mi padre en el pueblo, él llegó aquí a Gusu para buscarme, yo sólo quería unos minutos para hablar con él, es todo, lo juro por mi vida. No te lo dije porque tenía miedo de cómo podrías reaccionar, yo, yo...

Lan WangJi acarició con su pulgar el dorso de la mano del menor, dejó salir bastante de su aroma para calmarlo y decirle con una mirada que todo estaba  bien.

—Te creo... —murmuró el Lan apaciguando la desesperación de WuXian. Los ojos dorados parecían tener una tormenta por dentro, Lan WangJi besó los nudillos del omega antes de cerrar los ojos y recargar su frente cerca de Wei WuXian. —Debí estar aquí, nunca debí dejarte solo—su voz se volvió dura y casi amenazante al igual que su mirada. —Esta será la última vez que alguien te ponga una mano encima en este lugar.

Con un solo vistazo Wei WuXian comprendió que Lan WangJi estaba de un pésimo humor. A pesar de que el alfa lo había tratado con delicadeza y cariño, como de costumbre, también había algo nuevo, y era esa aura peligrosa que emanaba por todas partes. Pero el omega no se sentía intimidado, ya que su instinto le decía que no era con él con quien estaba enojado.

Ambos se quedaron en silencio por unos segundos, WuXian analizó el lugar donde estaba, al ver más camas individuales no muy lejos de ahí supuso que se encontraba en la zona de la enfermería del palacio. Había visitado el lugar muy pocas veces, siempre buscando algún remedio para dolores musculares o heridas pequeñas, jamás por azotes que ni siquiera le permitían ponerse de pie. Supuso que no debió estar muchos días inconsciente, por lo que podía adivinar que Lan WangJi había llegado antes de que culminara toda la celebración de la boda de Lan XiChen.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora