C a p í t u l o - 3 3.

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Los pasos en el corredor eran apresurados, había una oscuridad asfixiante por delante, pero incluso si le provocaba escalofríos no tenía otra opción, ya que por detrás el fuego mortal lo amenazaba por consumirlo entero y eso no podía ser.

Wei WuXian miró a su hijo en brazos, Lan SiZhui no dejaba de llorar al estar tan asustado. Con todas sus fuerzas terminó adentrándose en un gran salón, lugar donde las puertas se cerraron de golpe. La vista sólo empeoró al ver la sangre colarse por debajo de la puerta, formaba un charco que tocaba sus pies, el aroma ferroso estaba por todos lados poniéndolo en alerta.

Todo empeoró cuando el bebé de sus brazos desapareció, dejando al omega en total soledad.

Lo último que WuXian miró fue una flecha en llamas ir en su dirección, después el llanto de su hijo.

Su voz salió en un desgarrador sonido. —¡A-Yuan!

WuXian se sentó de golpe con respiración errática y rostro bañado en sudor, lo primero que hizo fue mirar la cuna de su hijo. Al verlo dormir con tranquilidad pudo calmar el retumbar de su corazón.

Sólo había sido una pesadilla.

Aun así, un miedo incomprensible creció dentro suyo, con las manos temblorosas tomó a su bebé procurando no despertarlo y lo abrazó. Sólo sintiendo su calor y ese característico aroma pudo regresar a la cama. Tenía tantas ganas de correr en busca de Lan WangJi, pero se obligó a permanecer sereno.

Debía descansar, sería muy malo que el día de su boda cayera dormido en media ceremonia. Sabía que en cuanto el sol saliera nada volvería ser como antes.

Recostando a SiZhui contra su pecho se concentró en escuchar esos pequeños latidos de corazón. El omega logró apaciguar sus nervios, pero fue imposible volver a conciliar el sueño, debido a que cada  que cerraba los ojos recordaba las salvajes llamas y la corrosiva sangre. Finalmente terminó por rendirse y sólo permaneció en silencio apreciando a su hijo dormir, acariciaba dejando cortos besos en la cabeza, pensando que por lo menos uno de ellos si había descansado muy bien.

En cuanto los primeros rayos del sol salieron, Lan SiZhui se quejó pidiendo comida, WuXian descubrió su pecho para amamantarlo, después de un rato comenzó a sacarle el aire. Mientras daba palmadas en la tierna espalda sintió sus ojos pesar debido al cansancio, estaban a punto de cerrarse cuando las puertas fueron abiertas. Con sólo escuchar todo el escándalo supo que sus pocas posibilidades de dormir se esfumaron.

—Arriba, ya es el gran día —dijo MianMian recorriendo las cortinas y dejando que más luz entrara. Wei WuXian renegó sentándose lentamente.

Wen Ning se acercó para ayudarle con SiZhui, su expresión mostró preocupación. —Te ves muy pálido, ¿No dormiste bien?

El omega sonrió un poco y negó, no quería hablar sobre el tema así que sólo le pasó a su hijo para desviar la atención.

—De seguro está tan nervioso que no pudo dormir —dijo MianMian empezando a buscar todo lo necesario para preparar a WuXian ese día—. No es cualquier cosa, se casará con el príncipe Lan WangJi y se volverá parte de la familia real, tendrá más responsabilidades y deberá complacer al consejo para que no se vayan en su contra.

Aunque su comentario era un tanto cierto, también pareció empeorar todo. Wen Ning tosió fingidamente para llamar la atención de la beta y señalar a WuXian, quien tenía rostro gris.

—MianMian —susurró preocupado por la imagen de su amigo.

Mirando por fin el decadente estado de WuXian, la chica se aproximó tomándolo en serio. —Oye, tranquilo, tú eres mucho más listo que todos esos ancianos, podrás ponerlos en su lugar.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora