C a p í t u l o - 9.

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Lan WangJi miró el contenido por un momento antes de acercarlo a sus labios y dar un trago algo considerable. WuXian le había dado la opción de darle sólo un sorbo, pero el Lan prácticamente se había terminado el contenido de la taza.

Los ojos grises brillaron de la emoción y observaron con detenimiento al alfa, pero este seguía manteniendo su fría apariencia.

—¿Te gustó?—preguntó al no obtener algún comentario enseguida.

—No lo sé—respondió con honestidad el alfa dejando la taza sobre la mesa.

Lan WangJi en realidad no parecía afectado, incluso WuXian estaba sorprendido por no verlo afectado.

—¿Cómo no vas a saberlo?, sólo tienes que decir sí o no, no estás obligado a decir que te gusta si no es así—el golpe seco interrumpió toda palabra y provocó que WuXian guardara silencio—¿Lan Zhan?—el alfa había caído contra la mesa en aparente inconsciencia, alarmado al menor. —¡Lan Zhan!

WuXian se acercó hasta Lan WangJi para removerlo pero este no respondió, el omega entró en pánico al no saber lo que ocurriría, pensó en llamar a uno de los guardias, pero antes hacerlo notó que la respiración del alfa era tranquila, o sea que no lo había matado.

—¿En verdad se durmió?—se preguntó así mismo mientras picaba una de las blancas mejillas de jade, una ligera risa burlesca se escapó de WuXian. —El gran príncipe Lan WangJi fue derribado por un trago de vino.

Wei WuXian simplemente no pudo con aquello y empezó a rodar en el suelo mientras reía de lo absurdo que era. ¡Literalmente una taza había terminado con el alfa!

Después de reír por un rato volvió a acercarse al Lan para verlo más a detalle.

—¿Qué se supone que haga ahora?

WuXian examinó las facciones de Lan WangJi; las cejas oscuras, pestañas negras y tupidas, así como su nariz recta y labios con un pálido color bermellón. Admitía que el príncipe Lan WangJi era apuesto, un alfa puro que pocas veces se veía, prácticamente único en su especie.

Con algo de valor WuXian extendió su mano para acariciar la mejilla del Lan, la piel se sentía tibia y suave, en la punta de sus dedos alcanzaba a percibir la calidez de la respiración del alfa. El omega se acercó un poco más al rostro de Lan WangJi para verlo de cerca, se sentía atraído a él, como las polillas buscando una fuente de luz. Era curioso todo lo que ese alfa empezaba a provocar en WuXian, desde el nerviosismo hasta el cosquilleo en su estómago.

Sin darse cuenta el menor había cruzado demasiado la línea del espacio personal de Lan WangJi, pero el deleitable aroma a sándalo sólo lo ofuscaba más de la realidad. WuXian se vio tentado hacer algo realmente desvergonzado, pero antes de lograrlo los ojos dorados se abrieron repentinamente asustándolo.

El omega se alejó con brusquedad fingiendo inocencia, con una sonrisa algo tensa habló.

—Despertaste—los ojos grises iban de un lado a otro evitando Lan WangJi, pero al ver que este no respondió nada se animó a darle un vistazo. —¿Cómo te sientes?—una vez más el alfa permaneció en silencio, su postura era firme y su rostro ni siquiera había enrojecido, pero WuXian sentía que algo no andaba del todo bien. —¿Lan Zhan?

Lan WangJi le miraba con intensidad pero no emitía ni un sonido, WuXian olvidó lo de hace unos momentos y sin pena alguna se acercó más para examinarlo. Increíblemente Lan WangJi se dejó hacer de forma dócil, aunque siempre con los ojos puestos sobre el menor.

Mientras WuXian hacía su breve inspección descubrió que las orejas del alfa estaban pintadas de un fuerte rojo, además de que los ojos ambarinos parecían algo desorientados. —¿Estás ebrio?

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora