ᨒᨒ ¿Qué pasaría si de pronto, en un mundo en donde lo normal es tener un alma gemela, 𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝘀 𝘁𝗲𝗻𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗼𝘀? ՚՚ ‧₊˚* 𔘓 ੭
Este es el caso de Shoto Todoroki, Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo, tres adolescentes que podrían considerar...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era el día de ingreso a la UA, fecha esperada por todos los jóvenes quienes soñaban convertirse en las personas que admiraban, ayudar a otros siempre que sea necesario, y claramente, proteger a la ciudad de los villanos que se ocultaban en lo más profundo de los callejones, donde la luz no podía ingresar. Al menos era el objetivo de la mayoría de los candidatos que se presentaban a los ingresos de las diferentes academias de formación de héroes dispersas en diferentes puntos del país.
Apuntando en su mayoría a la U.A, una academia de héroes de la cual habían salido profesionales que actualmente se encontraban dentro de los mejores puestos del ranking de héroes profesionales.
Solo lo mejor de lo mejor dentro de los jóvenes aspirantes lograba aprobar el ingreso, o al menos eso era lo que pintaban.
Y Katsuki, un alfa que se veía a sí mismo como el candidato perfecto para aquella academia, no sería la excepción a la regla. Desde el principio de sus memorias que tenía claro a cuál academia iría, y esta no podía ser más que la renombrada U.A.
Lo sabía, tenía su puesto asegurado.
Su pensar durante aquella mañana había estado dirigido a ese mismo hecho, como era de esperarse. Sin embargo, cuando se encontraba caminando a lo largo de la pasarela que se extendía desde el ingreso de campus hasta el gran edificio principal de la U.A, los pasos decididos del rubio se detuvieron abruptamente ante la repentina llegada de ciertas sensaciones dentro de su pecho, con las que no tenía ganas de lidiar.
La presencia de su destinado, su alfa se lo gritaba en su interior. Lo había encontrado.
Pero eso no era lo único, podría llegar a lidiar con ese pequeño conflicto, bastaba con solamente ignorarlo por lo que quedaba del año si es que ambos terminaban ingresando, cosa mínima que esperaba que ocurriera si es que se trataba de alguien a quien tuviera que estar ligado.
No quería estar unido a una persona que considerara inferior.
Sin embargo, no era solo un aroma, no era una única molestia la que sus fosas nasales habían advertido. Eran dos.
Una mezcla entre menta, chocolate y canela. Esos aromas eran los que destacaban sobre la multiplicidad de olores que se encontraban conviviendo. Menta y chocolate, esa era la nueva esencia, sin importar cuánto escarbara en sus recuerdos, no podía afirmar de quién se tratara.
Pero el aroma a canela, Katsuki sabía de quién era, lo tenía más que claro en ese punto de su vida, un dulce y hogareño aroma a canela de un omega que durante esos años había querido que se borrara de su vida, aunque había algo allí que no cuadraba: ¿Por qué repentinamente lo identificaba como su destinado, siendo que compartieron salón durante casi todas sus vidas?
—Justo ahora tenía que ser, maldita sea —masculló, casi con odio en sus palabras—. Será mejor que esos estorbos no sean de mayor problema.
Fue entonces, que tras esa breve declaración, la tercera y misteriosa presencia se dejó ver por el alfa, pasando muy cerca suya y haciendo que a lo largo de su cuerpo pasara una corriente eléctrica, su mirada se chocó con la de otro aparente alfa, más alto que él y de cabellos blancos y rojos, quien había volteado para verlo una vez se cruzó con él.