Capitulo 7|Sorpresas

24 7 0
                                    

Ya habían pasado dos días desde lo ocurrido aquella noche, no había vuelto a hablar con Adam ni con su hermano. Gala me pidió perdón por dejarme sola y claramente le perdoné ya que es mi mejor amiga y sé que no lo hizo con mala intención.

Ahora me encontraba caminando por la calle mirando para abajo.

-Ari -me saludó Bruno-¿como estás?

Levanté la cabeza de golpe para mirarlo, no me esperaba encontrármelo y me sorprendió como me sonreía esperando una respuesta.

-Bien -No sabía que tenía que hacer-¿qué haces por aquí?

-Quería ir a verte pero te encontré por aquí -se acercó más-¿puedo preguntarte una cosa?

Seguí caminando esperando a que me siguiera-y así fue- cuando escuché como caminaba detrás mío para ponerse a mi lado. Asentí mirando a otra dirección que no fuera él.

-Quería invitarte a cenar esta noche en un restaurante -se paró para observarme- sería sobre las nueve de la noche.

¿Me apetecía quedar con Bruno? Pues la verdad es que no mucho pero tampoco tenia nada que hacer y para quedarme en casa a hincharé a chocolatinas pues no me vendría mal salir con Bruno un rato a cenar. Total, solo sería un rato, cenaría y ya me iría para casa.

-Está bien -acepté convencida-¿me pasas a buscar sobre esa hora?

-Vale -sonrió girando sobre sí mismo-ponte guapa, aunque pongas lo que te pongas lo estarás.

Y así se fue dejándome muda por lo que acababa de decir. Adam y Bruno podían ser hermanos pero claramente la manera de hablar de cada uno es muy diferente.

                            ***

Gala me acompañó a comprarme ropa para esta noche, por una vez que salía quería ir bien vestida y por eso le pedí ayuda a mi mejor amiga. Entramos a bastantes tiendas pero en ninguna me convencía.

-Sé que esto es importante para ti pero...me están matando las piernas.

A mi también, por eso entramos a la última tienda, si no había suerte ya encontraría alguna cosa para ponerme. Buscamos y encontré un vestido elegante de tirantes con lentejuelas de muslo con abertura color plateado, era precioso. Sin pensármelo ni un segundo lo cogí para probármelo, mientras Gala estaba esperando fuera para ver qué tal me quedaba.

Al salir del probador Gala puso la boca en forma de "o" con una sonrisa-dudo que se pudieran ensanchar más- se acercó a observarme más de cerca.

-Tia -me cogió de los brazos-estas preciosa, dudo que llegues a casa sin enamorar por lo menos a veinte chicos.

No era una persona con autoestima pero definitivamente me sentía increíble dentro de el, por eso me lo quité, lo pagué y fui directa a mi casa para empezar a prepararme. Me duché con mis jabones nuevos que había comprado, me hice un moño con el pelo suelto y con algunas ondulaciones que me hice con la plancha, unos tacones plateados a conjunto con el vestido y por último el maquillaje, sombra de ojos color burdeos igual que él pinta labios.

Era espectacular como me sentía. Salí de mi casa a la hora que Bruno me había dicho que vendría a recogerme y esperé unos pocos minutos antes de que se escuchara el sonido de la puerta al cerrarse. Vi como Brumó iba poco a poco acercándose hasta llegar delante de mi, me observó con los ojos abiertos durante unos segundos.

-Joder-se tocó el pelo mientras seguía mirándome-estas increíble.

-Muchas gracias -me fijé que iba en traje pero -como no- con algunos botones desabrochados-tu también estás increíble.

Me cogió de la mano entrelazando nuestros dedos hasta llegar al puerta, la abrió como todo un caballero para que pudiera subirme dentro, al hacerlo -mientras me abrochaba el cinturón-dio la vuelta para poder subirse él. Mientras conducía no podía evitar mirarlo de reojo, iba muy guapo con su cabello por los lados.

Sinceramente creo que podría llegar a enamorarme de él pero no puedo decir mucho porque no solo te tiene que gustar por el físico, sino por alguien que no se aleje, que no se rinda, que no se harte, que quiera quedarse nada más porque eres tú y eso tiene que ser suficiente.

Llegamos al restaurante y era muy elegante, una cogida del brazo con Bruno cuando entramos y me quedé quieta al ver quien estaba sentado en la mesa, estaba Adam con Claudia. Al momento sentí que no podía respirar y como mis pierdas comenzaron a temblar, por suerte nadie se dio cuenta del momento horrible que estaba pasando.

Iba increíble, no podía derrumbarme solo por un idiota cualquiera así que cabeza alta. Caminé hacía delante y vi como los dos giraron sus cabezas para mirarnos, al acercarme Claudia se levantó para saludar mientras mi mirada se centraba en la de una persona en especial que también me estaba mirando-precisamente a los ojos no es que lo esté haciendo pero lo dejé pasar- Claudia de acercó para darme dos besos.

-¿Tu eres Ari verdad? -preguntó- un gusto.

-Llámame mejor Ariadna -Ari es solo para amigos -aunque una persona en concreto me llama así y no es que precisamente seamos amigos- el gusto es mío.

Y con esto me siento. La mesa era redonda por eso me siento al lado de Bruno en frente de Adam que a su lado está Claudia. Noto como una mirada esta clavada en mi pero intento no hacer caso a esas sensaciones-que solo él me puede causar- echándome hacia atrás apoyada del brazo de Bruno. Tengo que admitir que esta cena no es como me esperaba y está siendo un poco incómoda pero solo es cenar y ya podré irme a casa.

-Y Ariadna -me giro para mirar el rostro de la chica rubia con ojos claros- ¿qué estás estudiando?

-Pues ahora mismo estoy estudiando para ser arquitectura y diseño -le digo mientras todos me están mirando.

-¿Y como es que te interesa la arquitectura y el diseño? -pregunta con una ceja enarcada-¿no prefieres algo más sencillo?

¿A qué se refería con "algo más sencillo"? No sabía si insinuaba que lo que estaba estudiando era difícil para mi?

-Desde bien pequeña me ha gustado la arquitectura, me interesaba mucho saber como se construían las cosas y sobretodo las construcciones antiguas -explico- y diseño porque se me da bien combinar las dos cosas que mejor sé hacer, siempre ha sido mi sueño poder llegar a ser eso.

Se quedan con la boca abierta después de mi explicación, y tenía toda la razón, nuestras ultimas limitaciones son las que te asignas a ti mismo. Hay que creer en uno mismo, en tus habilidades y en tu propio potencial, nunca hay que dejar que la duda te mantenga cautivo, tú eres digno de todo lo que sueñas y deseas.

Desde entoncesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora