Capitulo 11| La traición

12 4 0
                                    

Me desperté por la noche escuchando unos golpes en la puerta que me hicieron estremecer por la fuerza al golpear la madera de la puerta, quise despertar a Adam pero al ver que se movía sabía que ya lo estaba. Me quise levantar pero me cogió de la mano para tumbarse de nuevo.

-No te muevas -se levantó para dirigirse al salón.

Me puse su camisa que me llegaba hasta las rodillas haciendo de vestido y sin hacerle caso le seguí por detrás, Adam sabía le seguía y por eso suspiró pero no hizo nada por detenerme. Los golpes en la puerta seguían y podía decir que cada vez se escuchaban más fuertes, como si alguien intentara hacer fuerza para abrir. Adam abrió y había una chica de pelo rubio.

Claudia.

¿Qué hacía? ¿No se suponía que había terminado con ella?

Me quedé quieta al ver como lágrimas caían por su rostro, entró y a los segundos la tenía delante mío.

-¡Eres una zorra! -me chilló-No sabía que no podía confiar en una chica como tú, pero ¿acostarte con el novio de otra? Enserio, has caído muy bajo Ariadna Muñoz.

Adam se acercó para ponerse en medio de nosotras y cogió por los hombros a Claudia haciendo que se alejara de mi.

-Claudia , no es un buen momento para hablar esto aquí...

¿A qué se refería con eso? ¿No es un buen momento para qué?

-Adam, ¿qué está diciendo? -pregunté nerviosa mientras me secaba las manos en mi pantalón del sudor-Explícame.

Nos quedamos unos segundos en silencio, Claudia secándose las lágrimas, yo nerviosa y Adam mirando a todas partes menos a mi.

-No le hagas caso Ari vete a la cam...

-¿No se lo has contado? -preguntó Claudia mirándonos a los dos con una risa sarcástica-Eres patético.

Comencé a ver borroso por lágrimas que se quedaban en mis ojos.

-¿De qué está hablando Adam?

No dijo nada, se quedó callado para después escucharlo suspirar.

-Os mentí a las dos -me miró sin ningún sentimiento en su rostro-la engañé con cada una pero Claudia se enteró y por eso está aquí.

No sabía como explicar como me sentía en ese momento, decepción, tristeza, enfado. Habían jugado conmigo y yo me dejé como una tonta. Por segunda vez dejé que un chico jugara conmigo y no me di cuenta.

-Después de todo lo que me dijiste, de que te encantaba que estuviese en tu vida, todo era mentira, y yo me lo creí.

Adam se acercó a mi a paso lento pero yo retrocedí.

-No me toques -dije llorando-No se te ocurra.

-Espera Ari -intentó cogerme del brazo al dirigirme a la puerta para irme-No te vayas.

Me paré en seco para girarme y enfrentarlo.

-No te atrevas a decirme que no me vaya después de haberme engañado con ella -la señalé-No después de decirme todas esas cosas que soltabas sin sentirlas y yo me las creí, jugaste conmigo, con mis sentimientos y yo, yo te creí. Te perdoné después de todo y creo que no me lo merezco. Quien te quiere no hace cosas que te lastiman y tú, definitivamente lo has echo.

[...]

Después de lo ocurrido llegué a casa y me metí en la cama como una bola sin salir durante horas. Gala me estuvo llamando pero no tenía ganas de hablar con nadie en este momento.

Había llorado enfrente del chico que me gustaba, del chico que me había traicionado de la forma más rastrera. Claudia me cae muy mal, por no decir que es una de las personas que no soporto, pero nadie merece que jueguen con sus sentimientos.

Decidí por coger el teléfono y vi cinco llamadas de Gala y tres de Adam. Me reí al ver que Adam me había llamado y que después de todo pensaba que le iba a contestar. Al final llamé a Gala y le dije que no se preocupara, que ya la vería mañana y le contaría todo.

Me encontraba sola en mi casa así que bajé a hacerme una pizza mientras me quedaba mirando embobada el horno. Me asusté al escuchar el timbre. Abrí la puerta y era Bruno.

-Hola ¿como estas? -me miró serio -¿puedo pasar?

Le dejé un espacio para que pasara.

-Hola, estoy bien.

Se me quedó mirando y en el momento vi en sus ojos tristeza, sabía que se había enterado de todo y que era una tontería mentirle.

-Supongo que te has enterado de todo...Lo siento mucho Bruno.

-No debes de disculparte por nada, nadie controla sus sentimientos y no deberías culparte por lo que mi hermano ha echo -se acercó para abrazarme-Sé que lo querías Ari, cuando estabas con el veía en tus ojos una expresión que no podía descifrar cuando estabas conmigo.

Sentí pena por él, no se merece esto, se merece a una persona que le quiera igual que él pero yo no le correspondo.

-Siento mucho lo que te he echo -se separó para poder verme-No te mereces a alguien como yo, no puedo darte lo mismo que tú estás dispuesto a darme.

-No te preocupes ¿amigos?

Bruno era muy valiente al venir a verme a mi casa a decirme todas estas cosas, por eso se merecía un espacio en mi vida.

-Claro -lo abracé de nuevo-Que tú hermano me haya echo daño no significa que podamos ser amigos.

Sabía que después de lo que le había dicho una sonrisa apareció en su rostro. Al estar unos minutos así se separó para adentrarse a la cocina.

-Así que pizza -asentí riéndome-¿Hay espacio para mi?

-Claro que hay espacio para ti, la acabo de poner así que estará en un rato -lo miré mientras ponía más calor al horno-Si quieres podemos ver una película.

-Claro, me apetece.

Fuimos al sofá y nos pusimos una película de acción que a los dos nos pareció bien verla.

Mientras comíamos y veíamos la película me olvidé de Adam y me sentí bien. Bruno me hacía sentir bien con sus tonterías y me contagiaba su risa y eso me hacía bien.

Desde entoncesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora