Después de estar un rato metidos en la ducha, salimos para secarnos.
-Ya es muy tarde -me dijo secándose el cabello- Quédate a dormir.
No estaba muy segura si después de lo que nos había pasado antes, seriamos capaces de dormir juntos. Sabía que podía aguantar, pero, una caricia suya ya me pongo a temblar y eso no ayudaba nada.
-No sé Adam...
Se acercó mientras me rodeaba por la cintura.
-Venga cuatro ojos -se pego más a mi-Ya somos mayorcitos, seguro que podemos aguantar una noche sin hacer nada ¿no crees?.
El tono en que lo dijo sonó como si lo que estuviera proponiendo era un reto para nosotros, aunque no voy a negar que me divertía lo que estaba pasando ahora mismo.
-Vale - sentí como sus manos iban bajando lentamente-solo dormir.
-Solo dormir -sonrió.
-Adam -puse los ojos en blanco-Eras tú el que quería ir despacio ¿no? pues entonces iremos despacio, por eso pondremos unas normas para esta noche.
En el momento que dije eso su rostro cambió a uno de confusión.
-¿unas normas?.
-Sí, unas normas -me separé-La primera norma es que no me puedes tocar de cintura para abajo.
En ese mismo instante puso una mueca de decepción mientras ponía los ojos en blanco. Seguramente no le gustó lo que le acababa de decir.
-Esto es absurdo, tus normas son absurdas.
Me reí mientras seguía pensando en la siguiente norma-me las estaba inventando en esos momentos-que sabía que esta le iba a gustar menos.
-La segunda -me aclaré la garganta para seguir-Nada de provocaciones, ni palabras o cualquier cosa que nos pueda...emm...excitar.
Puso cara de horror al escuchar la segunda norma.
-Eso no se vale - entrecerró los ojos-Es como dormir con una almohada, y tú no eres una almohada.
Me hizo demasiada gracia que me comparara con una almohada, ya que lo que le estaba pidiendo era que no podía tocarme ni intentar provocarme.
-Son las condiciones que hay para que duerma contigo -avisé con una sonrisa-Sino las vas a aceptar, entonces me iré.
Se lo pensó durante un rato que, para mi parecieron horas hasta que decidió hablar.
-Acepto el trato -me puso la mano delante para estrecharla con la mía-Pero que sepas que las mismas normas que van para mi, igual son para ti.
Acepté ya que las normas las había puesto yo para él pero, me acordé al instante lo que acababa de pasar. Me divertí haciéndole rabias pero yo no podía ni tocarle y menos aún provocarle. Esto sería difícil.
Cuando nos metimos en la cama esperé una mirada de decepción o un comentario de parte suya pero, no dijo nada. Se estiró en el lado derecho porque me contó que siempre dormía en ese lado así que, no tuve más remedio que dormir en el lado izquierdo. Apagó las luces y nos quedamos a oscuras.
Adam se giró quedando de espaldas mientras yo me quedaba mirando el techo. Me extrañó que no me diese ni las buenas noches pero una pequeña parte de mi lo podía entender. Estuve unos minutos pensando cuando llegue a la conclusión de que no debería de haber puesto esas normas, me sentí muy mal. Así que decidí pegarme a él y sentí como sus músculos se tensaron al instante, al fin y al cabo solo le había dicho que de cintura para abajo no se podía tocar y, solo lo estaba rodeando por la cintura.
No tenía nada de sueño. No pasaría nada si le provocaba un poco ¿verdad?.
No pasa nada Ariadna.
Yo he sido quien ha puesto las normas, así que decido que hacer con ellas.
Comencé a bajar la mano lentamente. Solo llevaba un pantalón corto de pijama, tenía acceso muy fácilmente a todo su cuerpo. Volví a subir la mano tocando cada parte de su abdomen perfectamente trabajado.
-No juegues con fuego Ariadna -dijo con voz grave.
Pero claramente no quería parar. Decidí que iría un pocos más lejos Giré lentamente su cuerpo para ponerlo boca arriba-me costó un poco moverle para que mentir-Me puse encima para besarle el cuello. Subí hasta llegar a la comisura de sus labios y volver a bajar hasta su cuello.
-Ariadna... -susurró.
Escuchar como dijo mi nombre hizo que me olvidara de todas aquellas estúpidas normas que había puesto para meter la mano debajo de su pantalón. Escuché un gruñido de parte suya.
-Joder...Ari, las normas...joder, joder -sentí sus manos agarrarme de mi trasero fuertemente-Sabes que no tendríamos que estar haciendo esto.
No quise escuchar, pues decidí comenzar a mover la mano lentamente para sentir sus manos agarrándome fuertemente. Al ver que no me apartaba la mano, seguí moviendo más rápido la mano.
-Voy...voy a correrme... -gruñó cuando moví la mano más rápidamente.
Me encantaba saber que yo le estaba dando placer de esa manera, saber que le gustaba que mis manos estuvieran en él. Seguí hasta que sentí algo caliente en mis manos que hizo que parara.
Escuché como la respiración de Adam iba más rápido de lo normal-y no me extrañaba-esperé a que se relajara aún encima suyo mirándonos.
-Ya veo que tus normas han servido de algo -sonrió-que no me quejo ehh pero, has sido tú quien las ha puesto y quien se las ha saltado.
Y no me arrepentía de nada.
Después de unos minutos esperando a que se relajara, me tumbé de nuevo en la cama pensando en lo bien que se sintió escuchar como decía mi nombre mientras le daba placer.
Siéntete orgullosa.
Lo hago.
Mientras hablaba con mi conciencia Adam me pegó a él para dejar escasos besos en mi hombro, haciendo que cerrara los ojos sintiendo sus manos acariciándome la entrepierna.
-Te debo el favor cuatro ojos -siguió bajando la mano-Tengo que agradecerte de alguna manera como me has hecho sentir ahora.
No podía hablar de lo nerviosa que estaba, mi corazón parecía que iba a salir en cualquier momento de mi pecho.
Su mano quito la tela que nos separaba haciendo que sintiese un escalofrió recorrerme todo el cuerpo. Justo cuando pensaba que iba a introducir sus ásperos y bonitos dedos se paró mientras me miraba.
-Quiero decirte que yo siempre cumplo mis promesas -quitó sus manos de mi separándose-Un trato es un trato, no voy a tocarte ni a excitarte, tú has puesto esas normas y las voy a cumplir como una persona adulta.
Y con esto se volvió a girar, dejándome con la boca abierta.
-Buenas noches.
No iba a dejar que hiciera eso conmigo, claro que no. ?Quién se pensaba qué era para hacerme esto?. Me giré para cerrar los ojos y dormirme.

ESTÁS LEYENDO
Desde entonces
RomanceMi primer día de instituto, nomás entrar por la puerta lo supe. Un chico alto, ojos claros (no sabría distinguir entre azul o verdes), pelo castaño, alto (medirá por lo menos 1,90). Con cruzar nuestras miradas lo supimos, estábamos hechos el uno pa...