Capitulo 15|Perdón

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Nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción que te queda. Pase lo que pase, siempre hay que seguir adelante aunque cada paso que des sientas que te están clavando veinte cuchillos en cada parte de tu cuerpo.

A veces la vida te pone a prueba para ver si eres lo suficientemente fuerte para seguir adelante pero aunque sientas que no puedes más, piensas en esa persona por la que lo darías todo y en ese momento, justo en ese momento te da cuenta de quien vale.

Adam seguía acercándose lentamente hacía mi intentando descifrar lo que acababa de pasar.

-Mejor me voy -escuché decir a Bruno mientras cerraba la puerta.

-Ariadna -me llamó una voz grave y fuerte-¿Qué te ha dicho?.

Intentaba hablar pero no podía. Me quede quieta sin mover ningún musculo aún con las palabras de Bruno en mi cabeza.

Sentí el pulgar de Adam acariciando mi mejilla limpiando las lágrimas que iban cayendo de mi rostro sin darme cuenta.

-L-lo siento mucho...yo...

Sin saber que hacer me levanté y con mis brazos rodee su cintura apoyando mi cabeza en su pecho escuchando sus rápidos latidos. Estando un rato sin hablar y ya calmada decidí hablar. Me separé poco a poco para ver que Adam tenia los ojos cerrados mientras me acariciaba lentamente mi cabello.

-Bruno me lo ha contado todo -me aclaré la garganta y sentí como se tensaba-Lo siento mucho, enserio yo...

-No tienes que pedirme perdón Ari -me cortó.

-Claro que sí -me separé -No sabes lo que he llegado a odiarte, el desprecio que he llegado a sentir por ti cuando solo lo has hecho para que siguiera con mi sueño desde pequeña, soy una persona horrible por haber creído que me habías engañado, tendría que haberme dado cuenta antes.

Me miró sin ninguna expresión en su rostro analizando lo que acababa de decirle.

-Estabas en tu derecho de odiarme Ari -puso sus manos en su cabello-Me costó mucho tomar esa decisión ya que me levantaba por las mañanas y lo único que quería era verte, sentirte, escucharte pero, sabía que tu sueño era ser arquitecta y no podía permitirme que te echaran por mi culpa.

Me di la vuelta dándole la espalda cuando se acerco y me giro cogiendo mi rostro con sus dos manos.

-Sé que hice mal, sé que debería habértelo contado y no tienes que pedirme disculpas cuando soy yo quien dejo que Claudia me manipulara para alejarme de ti -suspiro dejando caer su frente contra la mía-Lo siento mucho por haberte echo esto, por hacerte sentir mal y yo...joder Ari, no sabía que hacer. Me pasé todas las noches pensando en ti, mirándote desde lejos y solo podía imaginarme estando a tú lado, cogiéndote de la mano y besándote aquí.

Me besó en la mejilla haciendo que otra lágrima cayese.

-Por aquí -me besó en la frente- también por aquí...

Y antes de que pudiese decir nada sus labios ya estaban pegados a los míos, haciendo que todo lo que ha pasado se me olvidase y centrándome en sus manos que estaban agarradas a mi cintura. Por inercia pase mis manos por su pecho hasta llegar a su cabello para enterar mis dedos mientras nuestros labios se movían sincronizados.

Se notaban las ganas que teníamos los dos, nuestros besos se volvieron más profundos y más rápidos.

Me pegó más a su cuerpo sintiendo el calor inundando la habitación cuando me cogió de las piernas subiendo encima de él, me pegó a la pared para así poder profundizar nuestros besos. Pasé mis manos por debajo de su camiseta tocando y explorando cuando escuché un gruñido de parte suya mientras sus manos me agarraban con más fuerza desde mi trasero. Besé su cuello cuando me cogió con su pulgar la barbilla haciendo que nuestros deseosos ojos se encontrasen.

-¿Como puedes ser tan jodidamente perfecta? -me susurro.

Me mordió el lóbulo de oreja cuando me estremecí sintiendo sus dientes bajando por mi omoplato y cuando no pude más volví a juntar nuestros hinchados labios de tanto besarse y decidí morderle el labio inferior cuando de golpe me soltó tocando mis pies descalzos al suelo.

-Escucha -se rio-Tengo muchas ganas de hacerlo pero, estamos en la habitación de mi hermano y...

-Aún podemos ir a la tuya -le corté para acercarme más a él.

-Quiero ir poco a poco aunque me cueste mucho decirlo ahora viendo lo bonita que te ves.

Me pareció extraño que se echase para atrás después de las ganas que los dos teníamos los dos de tocarnos y sentirnos.

-Escucha, sino quieres hacerlo no pasa nada.

Me miró enarcando sus cejas con una sonrisa.

-Te juro que no es eso cuatro ojos -pasó sus manos por detrás de mi oreja -Con tan solo mirarte ya me cuesta ir y besarte no te imaginas como estoy ahora después de tocarte.

Me señaló abajo para que observara su erección que se notaba mucho. Volvimos a levantar la cabeza cuando los dos sonreímos.

-Me gusta saber que tengo ese poder sobre ti -dije riéndome.

Soltó una carcajada mientras me abrazó.

-Te aseguro que necesito darme otra ducha fría - sonrió-Por culpa de tus poderes de seducción.

Nos abrazamos aún con nuestras respiraciones aceleradas.

No solo se me aceleraba la respiración con tan solo de besarlo, sino con tan solo de saber que está cerca de mi, su olor a menta, rozar su hombre o cualquier parte de su cuerpo. Solo con saber que estoy con él me siento segura aunque a la vez me sienta asustada por tantas cosas que siento por él y saber que en un segundo puede destruirme. Pero así es el amor, confiar, ser valiente, sincero y demostrar el amor a esa persona.

-Si quieres puedo acompañarte a la ducha -sonreí de forma pervertida-Pero tranquilo, te espero en el salón.

Le besé otra vez para darme la vuelta y al coger el pomo de la puerta me dio la vuelta para acorralarme.

-¿Te acuerdas cuando te dije que quería ir poco a poco? -preguntó-Pues ahora quiero que vengas conmigo a la ducha.

Sonreí al ver la reacción que acababa de tener.

-Pero tu hermano...

-Mi hermano se ha ido a dar una vuelta -me cortó-No quería meterse en lo nuestro, además, ¿no has escuchado el sonido de la puerta cerrarse?.

Negué con la cabeza. Estaba tan absorta en él que no escuche nada.

   -Bueno, piensas seguir hablando de mi hermano o quieres venir a ducharte conmigo?.

-Vamos a esa ducha.

Desde entoncesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora