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Cómo era costumbre para el grupo de amigos de la secundaria, más conocida y hablada de Karmaland, se estaban organizando para una noche de chicos en la casa de uno de ellos, planificando que llevaría cada uno, donde dormirían y tal, querían pasar una buena noche entre ellos.
Aprovecharían que era viernes para hacerlos tirando todo el fin de semana en la casa del albino del grupo, tomando como ventaja que los padres de él se irían a visitar a un familiar, quedando la casa solo para él.
Misma casa la cual tuvo que ordenar y limpiar al salir del instituto, aunque ni lento ni perezoso arrastró a uno de su grupo para no hacer todo sólo; agradeciendo internamente que David aceptara la obligación indirectamente, aún si eso conllevó que tuviera que soportar un par de piropos, algunos subidos de tono, por parte del contrario, no se quejaba, sentía atracción por su amigo moreno, pero por el momento se callaría, hasta seguiría su juego de piropos, avergonzandose mutuamente, riéndose del otro, pasando un momento ameno.
Al llegar decidieron comer algo, para después ponerse a organizar todo, acomodar el living para que todos entren, preparando algunas mantas por si hacía frío durante la noche, dejando parte de la comida que consumirán en la cocina, acomodando la habitación del menor para que entraran las suficientes colchonetas inflables.
Todo fue acompañado de música que resonaba por toda la casa, la melodía era acompañada por las voces de dos personas que estaban en puestos distintos de la casa pero como estaban cantando a gritos muy desafinados, ambos se escuchaban lo que generaba que se burlaran del otro; al terminar se echaron en el sillón algo agotados, pero eso no impidió que se siguieron molestando, hasta, sin saber cómo, terminar uno encima del otro.
Fargan estaba entre las piernas de su amigo de su amigo con los brazos a cada lado de su cabeza, ambos con la respiración cortada desde el momento en que la punta de sus narices rozaron, quedando con la vista pegada al contrario, y Willy aunque estaba convencido de que no haría nada con respecto a sus sentimientos en pleno florecimiento, se lanzó a besar los labios ajenos, capturando su cuello en un abrazo, sonriendo leve al ser correspondido.
Parte de la tarde hasta la hora pactada se la pasaron en la misma posición, besándose, de vez en cuando el mayor diciéndole cosas subidas de tono al oído solo para hacerlo sonrojar; cerca de la hora en que sus amigos llegarían pararon, debían estar presentables y no sonrojado, con los labios algo hinchados de tanto besarse o con cualquier señal de lo que hicieron, se debían una charla, la cual tendrían cuando estén completamente sólos.
Al momento en que todos llegaron acomodaron y guardaron lo que los otros trajeron, empezando a hacer el tonto, pasando el rato con juegos de mesa o de consola, hasta que se hiciera de noche, donde prepararon lo que cometían y fueron al sillón para ver películas.
Ya llegando cerca de las cuatro y media de la mañana, casi todos se encontraban muy concentrados en la película que se reproducía, haciendo algún chiste bobo sin despegar la mirada de la pantalla frente ellos, por lo que ninguno se percató de que una acción indecente estaba ocurriendo a a su lado. En el sillón solo había tres personas, Alejandro hechado ocupando gran parte del mueble y en la punta opuesta el dueño de casa sentado entre las piernas del que hace hora atrás le estaba comiendo la boca, ambos con las rodillas levantadas y con la colcha tapando toda la delantera de sus cuerpos; el último mencionado había aprovechado el frío que empezó a hacer para taparlos a ambos, nadie sospechaba de como estaba acomodados pues era costumbre que entre todo el grupo se acomodaran así y más si antes vieron alguna oicula de terror.
Volviendo al caso, Farga estaba sonriendo ladino sin despegar la mirada de la pantalla, haciendo un constante movimiento de mano de arriba hacia abajo de forma lenta para que nadie sospeche de su indebido acto, mientras que el menor mordía el borde de la colcha para no soltar nada, aferrandose a las muñecas ajenas, sintiendo su cuerpo temblar ante los toques indebidos sobre su erecto miembro, estaba odiando que aprovechara de la postura que tenían para hacer eso, y encima el caradura disfrutando de todo el espectáculo silencioso que estaba haciendo.
Ninguno del grupo notó nada, estaban absortos en decir chistes malos y en la película, ni siquiera notaron algo cuando fueron a dormir a eso de las seis de la mañana a la habitación de su amigo y ambos se hicieron los dormidos, hasta que el resto lo estuvo profundamente, momento en que decidieron darse una ronda de besos y el menor aprovechar para vengarse, siendo él ahora quién estaba masturbando al contrario, pero de la forma más lenta y tortuosa.
Sonriendo con satisfacción hasta el momento en que se durmieron.
