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Una nueva mañana se asomaba, el clima no aportaba a que fuera un día hermoso, más parecía lo contrario, cielo nublado, una suave ventisca que corría cada tanto, acompañada de una suave llovizna se a ratos, no era un mal día, pero no era el mejor ni tampoco aportaba a querer hacer que te levantaras de la cama.
Esto sucediendole a un albino enrollado entre varios acolchados, el día anterior estuvo demasiado frío por lo que él y si pareja se decantaria a colocarlos para evitar pasar frío durante la noche, aún si tenían el calor corporal ajeno, un extra o venía mal.
Willy por su parte se removía incómodo, no sentía a su novio a su lado abrazándolo, o siquiera en la cama, cosa que lo extrañó bastante, suponiendo de primeras que capaz se había levantado en lo que dormía, como era fin de semana no se preocupaba de haber pasado de largo, no trabajaban así que las horas de sueño las podían extender un poco más que de costumbre; suspiró antes de sentarse en la cama sacando toda protección cálida que cubriera su cuerpo, sintiendo espasmos de frío, abrazándose a si mismo en lo que buscaba ropa.
Se cambió raudamente, abrigando se un poco, después dándose la tarea de buscar a su novio, asomándose por algunas habitaciones de su hogar, viendo el baño, yendo hasta la cocina, revisando el living, sin tener pista de él; respiró hondo, mantuvo para después soltar todo, pequeñas ideas erróneas se formaban en su cabeza por lo que terminó sacudiendo la misma.
Sus pasos se redirigieron, nuevamente se encaminó a su habitación, buscando su teléfono, capaz había salido y le mando algún mensaje, sonriendo leve por su posible teoría correcta; dejó de sonreír, su mirada puesta en la brillosa pantalla, ningún tipo de mensaje que podría esperar, más allá de los grupos con sus amigos y otro del laburo, pero como eso no era lo que le importaba pasó de largo, ningún mensaje reciente de su novio, negó leve mientras soltaba un suspiro, se estaba preocupando por una posible salida inesperada a vaya tu saber qué.
Mentalmente se regaño por su actitud, el mayor solía salir de improvisto, terminando por traerle alguna delicia que amase o algún pequeño detalle, volvió a sacudir un poco su cabeza, puso a tope el volumen del teléfono antes de guardarlo en el bolsillo de la campera que traía encima, que por cierto pertenece al castaño.
Ahora con otra cosa en mente fue hasta la cocina, desayunaria algo rápido, tenía por delante una limpieza extensa de todo su hogar; luego de un café y unas tostadas conecto su teléfono al televisor para poder poner música a un volumen moderado, tarareando o cantando a ritmo de la melodía, meneandose mientras va de un lado a otro haciendo limpieza.
Aquella actividad concentró su mente en otra cosa, lo suficientemente ocupado para no tener tan presente la ausencia de su pareja, o cuando esté pensamiento aparecía se recordaba que solo salió y que iba a volver.
