Cap. 22

58 9 6
                                    


Narra Misaki

Llegamos a casa de Usagi san, estaba todo destrozado, se notaba avergonzado.

-Lamento que veas esto, cuando me enfado destruyo casi todo.-
Ese comentario provocó que lo viera un poco asustado, me aparté;
-Ah! Pero no te asustes, no te haré nada.-

-Eso ya lo sé, yo.. perdón. Eh.. te ayudo a ordenar.-

Dije para cambiar de tema, aceptó la ayuda, nos pusimos más cómodos y comenzamos a ordenar.
Pocas veces había ingresado a la propiedad de Usagi san, ver un departamento tan grande me sorprendía cada vez más, al igual que cuando fuimos a comer al restaurante de lujo.

-Seguro que te quieres quedar?-

-Sí, por qué preguntas? No te agrada que toquen tus cosas?-

Pregunté con una sonrisa burlona, era claro que no le agradaba nada eso, él siempre era ordenado y pulcro con sus cosas.

-No es eso, un poco sí. Pero me refiero a que si te sentirás cómodo durmiendo conmigo.-

-Eh?-

-Tengo una sola habitación.-

Miré a mi alrededor y por donde terminaba la escalera se veía su infantil cuarto y nada más.
Nunca me fijé en ese detalle, miré el suelo sin decir nada, pensé un poco mis palabras.

-Tu cama es grande, seguro que cabremos los dos.-

Soltó una risita afirmando mis palabras.
No puedo evitar sentirme raro con todo esto, eso de compartir una habitación es aceptable.. si él está por su lado y yo por el mío.

Me recosté arriba del sillón para así descansar un poco más, no me creía que Usagi san tuviera una sola habitación.

-Misaki, quieres beber algo?-

-Eh? Sí!-

-Haré té.-

Contestó con una sutil sonrisa que siempre me mostraba, me levanté del sofá y fui a la cocina primero;

-Puedo hacerlo yo, tú ve arriba y ponte algo de ropa.-

-De acuerdo.-

Como buen perro me hizo caso, ya sabía como iba todo del hogar ajeno, además a él no le molestaba que usara algo de aquí.

------

La luna llena estará presente cinco noches más, debía ser paciente y aguantar los aullidos y gruñidos de Usagi.
Era casi media noche, estaba sentado en el ventanal gigante mirando el cielo estrellado y con eso la luna.

Usagi san estaba en su habitación preparando la cama para mí hasta que escuché suspiros de parte suya, se quejaba por el dolor.
Quise ir a verlo pero me dijo que me quede en donde estaba, no quería que viera como se transformaba y para ser honesto tampoco me da curiosidad.

Hubo silencio.

-Usagi san?-

Llamé para saber si me contestaría, escuché pasos que poco a poco se acercaban a la escalera, sus uñas raspaban el suelo y escalón tras escalón fue bajando.
Se quedó quieto mirándome atentamente, lo podía ver mejor que las otras noches, era un lobo demasiado grande.

-Estás bien..-

Al mencionar eso se acercó a mí, rápido retrocedí y me senté nuevamente en el ventanal levantando mis pies.
Usagi san tenía conciencia absoluta para ver que estaba asustado, sé que no debería, pero aún así me es complicado aceptarlo. Se sentó en el suelo sin quitarme la mirada de encima, bajé mis piernas para así poder señarlarle con mi mano que se acerque despacio.

Se levantó y puso su hocico en mi mano, no me dejó apartarme, comenzó a olfatearme y a lamerme, solté una risita que poco se escuchó.
Su colita se movía rápido, levantó la cabeza y me miró, era tan grande que no hacía falta agacharse para verlo bien.
Cruzamos miradas un rato, mi corazón ya no latía por el miedo, sino por algo más. Se acercó a mí, no pude retroceder más, me dejó pegado a la ventana, olfateó mi cuello de una manera tan provocadora que era raro gemir por eso pero lo hice.

-Ah~-

Tapé mi boca rápidamente hasta que Usagi san se alejó un poco de mí para verme con esos ojos tan lindos;

-Y-Yo.. no quise.. lo siento. Soy un pervertido..-

Bajé la mirada apenado y avergonzado, con mis manos acaricié su cabeza y orejas sin pensarlo dos veces, no parecía disgustado.

Usagi san acercó su nariz a mi rostro y lamió mi mejilla, me reí un poco por la extraña sensación.

-Usagi san, eres tan adorable..-
No pensé decir eso nunca, mucho menos a un híbrido. Estaba encantado con él.
Usagi san sin duda alguna me quiere y yo a él.

-Te quiero, Usagi san.-
 
Fue una acción mía sin pensarla mucho, pero acerqué mis labios a los suyos y simplemente lo besé.

Cerré mis ojos, acariciando sus peludas mejillas con mis dedos, se quedó quieto aceptando mi muestra de afecto y a pocos segundos de eso me aparté.

-Vaya.. perdón..-

Me dejé llevar por su seria mirada, limpié mi boca con la manga de mi pijama, desvié la vista a otro lado, lo pensé mejor y se sintió más bien raro que bonito.
Qué podía esperar? No será humano hasta mediodía así que bastaba con acariciar sus orejas.

-Deberíamos.. comer.-

Dije con dificultad, él dijo que podía comer lo que yo le sirviera pero aún así funcionará? El apetito de un lobo es más grande que el de un humano común.
Yo escuchando mis pensamientos serví la comida mientras tanto él me seguía a todos lados, hasta parecía acercar su hocico para volver a besarlo.

-Usagi san, aléjate.-

Me daba gracia su manera de pedir las cosas.

------

Me acosté en la enorme y mullida cama de Usagi san, todos esos ositos de peluche daban un ambiente tan infantil, ni el cuarto de Mahiro tiene tantos juguetes como este.

Usagi san se acercó para subirse a la cama, se acomodó cerca mío, con mi mano temblorosa lo abracé y se quedó dormido, me quedé mirándolo;

-Qué lindo eres..-

Susurré para él, sus orejas se movieron un poco, la verdad tenía un buen oído. De ahora en más debería modular mi tono de voz con él para que no sufra por el dolor.

-Descansa, Usagi san.-

Se acordará de que le di un beso sin pensarlo mucho? O que le dije que lo quiero? Como siempre no recuerda muchos sucesos por los que pasa cuando es lobo, dudo que vaya a acordarse a menos que se lo diga.

Nuestra relación siempre será rara, pero no lo quiero lejos de mí.

"La historia del lobo plateado" 《Junjou romántica》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora