Cap. 29

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Narra Usagi

Preparando la única maleta que traje mi hermano entró sin permiso a mi cuarto cerrando la puerta en el proceso.

-Idiota, no puedes dejar este negocio. Papá confía mucho en tí.-

-Buenos días, Haruhiko. Sabes qué? No me interesa, no puedo con esto. Si debía demasiado era por que ya no quería cazar más y ustedes me devolvieron los peores recuerdos con un fuerte golpe en el pecho.-

Se acercó a mí tomando el cuello de mi camisa, enseñando su ceño fruncido al fin mostraba otro sentimiento.

-Akihiko, eres un idiota. Si te vas y dejas que papá te odie va a sacarte todo, no tendrás donde vivir, no podrás pagar nada.-

-Por si no te diste cuenta, Haruhiko. Yo soy un escritor famoso, todo el mundo compra mis libros. El dinero nunca fue mi preocupación. Además, yo nunca le pedí ayuda para poder vivir solo.-

Al ver su mirada parecía sorprendido por lo que dije, Lo aparté de mí, su actitud siempre será intolerable;
-Por qué te preocupas por mí? Nunca te llevaste bien conmigo. Por qué ahora comienzas a ayudarme?-

Pregunté con pena ante él, suspiró irritado acomodando sus lentes.

-Todo fue en vano. Si no te harás cargo, para qué debo molestarme?-

-Qué?-

-Tuve que haber dejado que te castigaran de la peor manera por hacer mal el trabajo, pero ya estamos aquí, da igual.-

Desvió la mirada melancólico, se dirigió a la puerta pero lo interrumpí antes de abrirla;

-Espera, nunca te agradecí por la ayuda que me diste antes, gracias por todo Haruhiko.-

-Basta, no intentes ver todo esto como una buena y triste despedida entre hermanos. Tú nunca fuiste nada para mí.-

Esas palabras me dejaron frío, me miró fijamente;

-Te ayudé, lo hice. Y después de todo eso me arrepentí, ahora estaré solo con el problema mientras tú te vas a vivir la mejor vida. Eres un desconsiderado, como cuando éramos niños, tú me dejaste sólo con este viejo cruel y nunca me llamaste para saber si aún seguía con vida!-

Hizo una pausa, su voz se quebró, me miró con sus ojos cristalinos y llenos de rencor;
-Te admiraba tanto, pero yo nunca te importé de ninguna manera. Más te vale no verte por aquí de nuevo, entendiste?.. Te odio, siempre voy a odiarte y a despreciarte con toda mi maldita vida.-

No podía creer que mi hermano estuviese llorando por esto, secó la única lágrima que resbaló por su mejilla, abrió la puerta y se fue.
Suspiré por la tensión del momento, me senté en el borde de la cama dejando mis manos tapando mi rostro.

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El taxi que iba a llevarme al aeropuerto ya estaba afuera, mi padre y mi hermano esperaban para despedirse.

Mi padre se acercó a mí para abrazarme, no acepté su saludo;

-Adiós, Akihiko. Espero que te vaya bien, pero recuerda.. Yo siempre río al final, hijo.-

No respondí nada, se alejó para darme espacio. Tomé la maleta y me dirigí al vehículo, miré de reojo para ver a mi hermano con la misma mirada de siempre pero sabiendo ya que nunca podremos tener algo de nuevo.

Entré al auto y nos fuimos, no miré atrás otra vez, solo me apoyé en la ventanilla esperando a que llegáramos, sentía una fuerte carga emocional en mi pecho, mis ojos se humedecieron a pocos segundos de pensar en lo que dijo mi hermano, los cerré lentamente sabiendo que nunca podré disculparme correctamente por haberlo dejado con todo el dolor que esta familia lleva.











Como por arte de magia, ya estaba en casa, me bajé del avión y pedí otro taxi para poder ir con Misaki.

Estaba ansioso por volver a mi hogar al fin, ya no podía soportar estar en otro lugar por tanto tiempo, ya oscureció en la ciudad.
Cuando llegué al destino, me bajé del coche y dejando salir mis orejas y cola corrí rápido para llamar a la puerta.

Pero no antendía, a lo mejor no estaba o tal vez dormía, no lo sé. Toqué varias veces la puerta. Miré al suelo desilusionado, me di media vuelta para sentarme en el suelo y esperar, pero no hubo necesidad.

Mi vista se centró en un muchacho de cabello algo largo y castaño de ojos verdes con un abrigo gris claro que traía consigo dos bolsas con compras.

-Usagi san?-

Musitó sin pena mientras veía que en su rostro confuso se dibujaba una tierna sonrisa con las mejillas rojas, sin perder tiempo corrí hacia él, el joven soltando las bolsas y alzando sus brazos para aceptar la muestra de afecto llegó a mí.
Lo abracé tan fuerte que pude levantarlo para hacerlo girar conmigo.

Su llanto de emoción se hizo notar, acaricié su cabello lentamente mientras él tocaba mis orejas.
Me separé para poder verlo bien, dejando mis manos en sus mejillas rojas y húmedas por las lágrimas.
 
-Usagi san, por qué no me dijiste que ya estabas aquí?-

-También te extrañé, Misaki.-

"La historia del lobo plateado" 《Junjou romántica》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora