Cap. 28

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Narra Usagi

Observando desde la gran puerta del comedor, mis familiares más cercanos y otros que no, sentados devorando cada cosa que había en esa larga mesa.

Hace no más de unos segundos que terminaba de hablar con Misaki por teléfono, debía prepararme para esos estúpidos comentarios al azar que cualquiera podría escupir en la mesa.
Suspiré con calma; entré al comedor buscando mi lugar el cual obviamente estaba al lado de mi padre y mi hermano.

Saludando a algunos primos e hijos suyos caminé rápido hasta que me topé con mi cuñada que saludo fríamente, como si estuviera forzada a hacerlo, detrás suya había un pequeño niño escondido.
Me arrodillé para saludarle ofreciendo mi mano para estrechar.

-Qué tal, niño?-

Mostré una sonrisa tranquila ante él para mostrar que no era una amenaza, pero enfadado me enseñó la lengua, entendiendo el acto grosero me levanté y miré a mi cuñada;

-Es igual a tí.-
Dije como broma pero claro que se lo tomó mal;

-Mi hijo no te conoce, está claro que hará eso.-

-Yo solo le saludé, un mocoso maleducado como él debería aprender modales.-

-Acabas de llamar a mi hijo maleducado? Cómo te atreves?-

Respondió de mala gana, olvidando que yo en algún momento la acompañé al hospital por que mi hermano cazaba para mi padre.
No es como que me interese ese recuerdo, de igual forma Haruhiko vino a detener la "Pelea".

-Pasa algo?-

-Dile a tu hermano mayor que aprenda a respetar la actitud de mi hijo.-

Tomó la mano de su niño y se fue a su lugar, mi hermano me miró indiferente como siempre hace, no parece que le haya enfadado.

Me senté en mi silla esperando a que pasara algo interesante, mi padre se presentó y a los pocos segundos perdí el hilo de la conversación, sabía que estos malditos meses iban a ser largos.

Cuando toda esa tortura termino me fui en camino por víctimas.
Como el mes de luna llena había pasado no podía transformarme, pero mi padre tenía una solución para eso, pedir en los laboratorios una píldora que al tomarla daba como resultado ser una bestia sanguinaria, eso nunca se probó en un humano común.

Al tomar esa droga me sentí raro, mi cuerpo estaba caliente, mi sangre corría más rápido de lo normal por mis venas haciendo que se tensaran mis brazos y piernas; mi corazón latía igual de veloz; mis pensamientos se nublaban la saliva caía de mi boca y sentí mis colmillos y uñas crecer al igual que todo mi pelaje y mis huesos reacomodarse para poder caer en cuatro patas y al fin convertirme en un lobo.

Igual de doloroso, mucho peor.

-Akihiko, si vuelves con las manos vacías, no seré amable contigo.-

Las palabras de mi padre era lo único que escuchaba, me apuntó con el dedo la puerta abierta para salir.
Haruhiko iba a acompañarme en el camino para vigilarme, sin más tiempo que perder el reloj de las doce sonó y partimos.

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Había mucha gente por las calles, pocos híbridos, no podía volver sin nada, no tenía ganas de tolerar los gritos de mi padre, intenté olfatear pero no podía concentrarme.

Haruhiko me gruñó, me olvidé que él estaba detrás mío, debía darme un respiro, era complicado cazar en una ciudad gigante. Mi hermano me guió a un callejón donde habían pocas prostitutas, una en particular estaba borracha y desorientada.

"La historia del lobo plateado" 《Junjou romántica》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora