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La tarde era excelente para disfrutar fuera de casa. El verano estaba a la vuelta de la esquina, el verde césped donde reposaban sus espaldas brillaba gracias a los últimos rayos del sol, y el cielo se bañó de hermosos colores cálidos en pastel.

—Le hablé de ti a mamá y creyó que eras mi novio —mencionó el amigo de Busanjin-gu, con un toque de gracia en su voz, al recordar a su madre haciendo preguntas sobre el misterioso hombre que conoció en el supermercado.

—¿Y qué le dijiste?

—La verdad. Que sólo somos amigos —el de ojos pequeños miraba las nubes alejarse con el viento y deformar cada imagen que había encontrado en ellas.

—¿Y te gustaría? —preguntó el de melena oscura sin rodeo alguno, lo que sacó por completo al menor de la comodidad. Se incorporó rápidamente, y encontró el relajado rostro contrario observando el bello atardecer.

—¿Qué? —preguntó extendiendo la palabra.

—¿Qué? —respondió, lo que descolocó aún más al menor.

—HyunJin... —Él lo miró tranquilo. ¿Qué se suponía que debía preguntar?, ¿Acaso su amigo lo quería como algo más?, ¿Sería correcto preguntarle?— Nada... -Prefirió dejar el tema en un rincón.

—¿Qué harás mañana?

—Iré con mamá a casa de mi abuela.

HyunJin asintió mientras elevaba el torso para sentarse.

—¿Y tu padre?

—Debe trabajar.

—¿En qué trabaja? Parece muy ocupado. Nunca hablas de él —observó con curiosidad al pequeño en tanto cortaba hebras de pastura con los dedos.

—Tampoco sé dónde trabajas.

—Llevo bastantes años en Seguridad Nacional.

JeongIn alzó las cejas algo sorprendido.

—Trabaja en una empresa de inversiones fuera de la ciudad. Sale muy temprano y regresa tarde. A veces viaja a otros lugares y así. Es extraño que esté en casa.

—Ya veo —volvió la mirada al atardecer.

—¿Tú has hablado con tus padres? 

Era turno de JeongIn para preguntar. Y para qué negar que la vida de HyunJin, a pesar de ser difícil, le parecía un libro de fantasía lleno de aventuras. Nada comparada a su aburrida rutina, que gracias a él había comenzado a cambiar.

—Sí. Están bien.

—¿Los extrañas? —¿Qué haría si HyunJin decidía regresar a la capital con su familia?

—A veces.

—¿Cuándo irás a verlos?

El mayor se giró hacia él con una pequeña sonrisa.

—¿Por qué tanto interrogatorio?

—Lo siento —desvió la mirada rápidamente.

—¿Quieres ir conmigo? 

Pero los ojos de HyunJin lo seguían como un lobo tras su presa, y buscó los suyos hasta que no tuvo más escape.

—No me dejarían. Ya sabes como son. A veces creo que trabajan en algo peligroso como para tenerme tan controlado —logró apaciguar su pena y responder, pero a penas pudo volvió a distraer la vista.

—O sólo te están cuidando.

Asintió en acuerdo, después de todo era el único hijo. Y a pesar de haber cumplido los 21, su madre aún lo trataba como un muchacho de 15.

Infernum ; hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora