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Después de tanto, el vuelo había llegado a su destino.

Busan era una buena opción para vivir un tiempo. Una ciudad tranquila, turística y la cual siempre planeó conocer. Y bueno, si le iba bien, se proponía quedarse por mucho más que sólo un tiempo.

Caminó a la salida del aeropuerto mientras buscaba aquella cara que se había perdido hace 3 años, luego de que un simpático chico bailarín le robase el corazón. Y ahí estaba. De pie mirando de un lado a otro buscándole entre la gente.

Su cabello dejó el naranja por el negro con flequillo, aunque parecía ser lo único diferente en ella. Traía un estilo vintage, un vestido de jeans hasta la rodilla con una playera blanca, sus mejillas apretables, ese eye smile tan singular en ella, y tan delgada como la recordaba.

Se detuvo a su lado, pero ella parecía seguir buscando a alguien. Tan distraída como él.

—¡SeulGi! —De inmediato la muchacha se giró hacia él completamente sorprendida.

—¡No te había reconocido! —dijo en una carcajada. Y claro que no. Hace unos años su cabello no era tan oscuro, ni largo, tampoco tenía un estilo tan formal como ahora. Definitivamente ambos habían cambiado lo suficiente para olvidar el pasado.

—Que guapo estas. Y ese look... —Él sonrió avergonzado, mientras lo rodeaba examinando todo lo que su pequeño hermano había cambiado, hasta que finalmente se detuvo frente a él y lo abrazó emocionada.

—También me alegra verte. —HyunJin correspondió el abrazo igual de emocionado. Eran tres años en los que se sintió muy solo al estar lejos de ella, después de todo sus padres siempre fueron muy distantes. Pero la relación entre los hermanos Hwang era totalmente diferente a lo que se apreciaba de la familia.

—Anda. Te ayudo con esto. —La muchacha rápidamente soltó a su hermano y le arrebató una de las maletas para ayudarlo a llevarla—. TaeYong saldrá tarde así que tenemos tiempo para conversar y acomodarse en casa ¿Te parece?

—No me quedaré con ustedes. —Nuevamente se ganó una mirada de sorpresa por parte de ella.

—¿Por qué no? —se quejó en un tono lastimado.

—Tengo un lugar listo para arrendar. Es un departamento por aquí cerca. —SeulGi bufó decepcionada de no poder convivir con su hermano. En el fondo extrañaba consentirlo como cuando eran apenas unos niños. Al ser el único hombre, les agradaba jugar con él y cuidarlo como si de un muñeco se tratase.

—Bueno. Entonces vamos allá a dejar tus cosas, luego te vienes conmigo para que preparemos algo rico. Y no quiero un "no" como respuesta. —El menor asintió manteniendo la misma sonrisa que se grabó en su rostro desde el instante que la vio.

—Está bien. Vamos.

Tal como lo acordaron, fueron hasta el apartamento que mencionó HyunJin. Se notaba que era un buen sitio y él estaba conforme con el espacio. Era más que suficiente y cómodo para él.

Luego de dejar sus cosas y acomodar otras, salieron rumbo a la casa de la mayor.

—Ven, pasa. —le dijo la muchacha cuando él se quedó observando el lugar. Era como siempre se imaginó el hogar de su hermana. Una casa sacada de Pixar, con su jardín, un pequeño corredor de madera, colores que contrastaban con el verde césped, rejas iguales de madera y su mecedora para disfrutar por las tardes.

El interior era acogedor. Con todo bien dividido en secciones, como le gustaba a su novio de mente cuadrada. Lleno de colores otoñales que le daban el toque rústico, y esa sensación de querer estar todo el día en casa tomando chocolate caliente por el frío. Realmente un lugar del cual no querrías salir.

Infernum ; hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora