La cena bien adornada estaba sobre la mesa desde hace más de una hora. Los platos fríos, las velas a medio consumir, y solo un vaso de soju lleno, ya que el otro fue vaciado por cuarta vez esa noche.
El azabache caminaba de un lugar a otro con el celular pegado a la oreja, y la mano libre quitándose el cabello que interrumpía su vista. Desesperado, preocupado y totalmente frustrado de que, una vez más, la operadora le dijese que el número al que marcaba no estaba disponible.
Pero no se rendiría tan fácil, y volvió a marcar por centésima vez al celular del castaño que seguía sin dar señales. La llamada volvió a cortarse, y sin más espera tomó un blazer oscuro, las llaves, la billetera y salió del departamento para ir en su búsqueda.
Habló con el portero antes de recorrer los lugares que JeongIn comúnmente frecuentaba, guardando bien en la memoria lo que respondió, "Se subió a un auto azul, creo que un Subaru... y no volvió". Le fue imposible fingir no saber a quién pertenecía aquel vehículo, pero se negaba a aceptar que ese hombre hubiese sido el causante de que ahora la persona que amaba estuviese desaparecida.
—Dónde estás Innie... —Suspiró ya cansado de caminar por tanto tiempo. Se acomodó en una banca del parque al que solían ir los fines de semana para despejarse, aunque en un principio no le querían dejar ingresar por el horario de cierre. Pero al oír la situación, uno de los guardias amablemente se ofreció a ayudarle a buscarlo.
Había recorrido las plazas, el supermercado, los restaurantes, las galerías, el parque, incluso fue al centro comercial por si encontraba alguna señal de que estuvo ahí con su padre. Mas, ni guardias, ni asistentes comerciales, ni encargados de limpieza los habían visto.
No había rastro de ellos.
El guardia regresó de la búsqueda y le negó con la cabeza observándole con tristeza. Miró la hora en su celular y ya había pasado el tiempo suficiente para recurrir a la policía. Agradeció a los hombres por la ayuda y se encaminó a la comisaría, pero faltaba un lugar aún para descartar enfrentarse a la justicia.
Nuevamente el aparato en la oreja sonaba, pero ahora sí obtuvo respuesta.
—¿Hola? —La voz de la mujer se notaba adormilada, de seguro la despertó.
—Señora. Soy HyunJin.
—¡Oh! Hola— Le reconoció con emoción.
—¿JeongIn está con usted?
—No. No ha venido desde que se fue — Suspiró frustrado, pensando como decirle a ella que su hijo había desaparecido, sin que las emociones lo superaran—. ¿No está contigo?
—No ha llegado a la casa, y estoy preocupado. Él nunca se desaparece por tanto tiempo, y por más que lo llamo no contesta. Su celular sólo suena y suena.
—¿Y cuándo fue la última vez que lo viste?
—Esta mañana. Yo salí y volví después de almuerzo. Me llamó y dijo que saldría con su padre, y yo lo iba a esperar con la cena. Pero no llega, y salí a buscarlo... —En ese instante su voz se quebró—. No lo encuentro por ningún lado...
—HyunJin. Debes mantener la calma.
Se preguntó ¿Cómo podría mantenerse sereno en un momento así? JeongIn era su razón para estar de pie, era el tesoro que juró proteger, y lo había perdido.
—Si le pasa algo yo... —Unas lágrimas rodaron por sus tostadas mejillas, y tomó aire en intentos por calmar su corazón destrozado.
—Tranquilo, ¿Dónde estás?
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Infernum ; hyunin
RandomYang JeongIn, hijo de un empresario adinerado, conoce a Hwang HyunJin en el supermercado. Un hombre de melena oscura y misteriosamente atractivo que conquistará su corazón, sin sospechar que aquel día comenzaría su desgracia. ━━━━━━━⚠️━━━━━━━ (†) Me...