[ 04 ]

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El timbre del departamento comenzó a sonar, al menos cada 10 segundos.

Los primeros dos toques esperaba estar soñando. Al tercero y cuarto rogó porque fuese el timbre del vecino; y la quinta vez ya no lo ignoró. En definitiva, lo necesitaban a él.

Perezosamente se levantó de la cama, fregó sus ojos mientras caminaba hacia la puerta, y sacudió su largo cabello oscuro murmurando maldiciones por tener que levantarse. Abrió la puerta de entrada y miró con sorpresa al chico que había llegado a interrumpir su sueño.

—¡Innie!

El nombrado lo miró con un pantalón corto y una playera holgada, ambas prendas de color negro, lo que supuso utilizaba para dormir.

—¿Te desperté? —preguntó totalmente apenado de haber llegado a molestarlo en ese horario.

—Sí, pero no te preocupes —el mayor se movió hacia un costado y en un gesto con la mano le invitó a pasar sonriente. JeongIn no demoró en ingresar al interior del apartamento con un bolso de mano, el que había preparado para el viaje.

—Le pregunté a mamá si podía quedarme contigo, y me pasó a dejar.

—¿A esta hora? 

Ambos miraron el reloj de pared que tenía HyunJin colgado en el salón, y marcaba las 5:27 de la mañana.

—Mi abuela es de Ulsan, son un par de horas de viaje.

—Ya veo —dijo HyunJin después de no poder evitar bostezar por el sueño.

—Si quieres seguir durmiendo, ve. Yo me quedo aquí.

Miró al pequeño y negó con la cabeza.

—No. Ven conmigo —caminó hacia la habitación y movió la mano llamándole a que lo siguiera.

—¿A dormir? —pero JeongIn se sobresaltó por aquella idea. ¿Ir a dormir con HyunJin?

—Son las 5:30 y es sábado. Hay que aprovechar de dormir.

—Pero... Yo puedo dormir en el sofá —se excusó mientras dejaba su bolso sobre el sofá con la intención de plantarse ahí, y el mayor no lo llevase a la cama con él.

—No, ¿Para qué está la cama entonces?

—Pero...

—Pero nada. No es la primera vez que estamos ahí juntos.

No lo dejó terminar, y aquella razón le provocó un notorio sonrojo en las mejillas a pesar de sólo tenderse a mirar una que otra serie.

—Pero no es lo mismo.

No era igual tirarse en la cama de su amigo a ver películas, que literalmente dormir a su lado bajo las mismas sábanas. El de cabello largo lo sabía, y supo también que, tal vez los ocho años de diferencia entre ellos eran un buen motivo para dudar de aquella opción.

Por un breve momento recordó la cara de sorpresa que tenía JeongIn al mencionar su edad la primera vez. Casi cumplía 30 y aún se veía como un chico de 22.

Sonrió al verlo tan apenado, pero no le quedaba más que hacerle caso.

—Será igual. Ve a cambiarte —le ordenó divertido y le mantuvo la mirada durante unos segundos, hasta que tomó el bolso una vez más y se fue al baño para ponerse el pijama, en tanto él ingresó a la habitación para ordenar un poco las mantas.

JeongIn aún era un muchacho inocente y aquello le causaba ternura, pero él sólo quería protegerlo. No tenía intenciones de aprovecharse, tampoco de causarle algún contra tiempo, sólo quería acunarlo en sus brazos para que en ellos descansara y nadie le iba a quitar la oportunidad.

Infernum ; hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora