3- Gratitud para Rosas

833 86 8
                                    




La luz de un amanecer irradiaba por la ventana y llegaba hasta la cama de Lillian; quien poco a poco abría sus ojos. Se sentó en la orilla de la cama y reviso la hora.

—¡Son casi las 11!— gritaba exaltada y asustada al mismo tiempo—¡Lisa seguro me electrocuta y me hace ser prueba de sus nuevas pociones!—

La joven no había terminado de siquiera de despertarse por completo cuando la puerta se abre de un estruendo.
—Lillian~...—decía la mujer de cabellos cafés mientras entraba con una mano lista para electrocutar a cualquiera,—Te estuve esperando por horas a que me ayudaras pero nunca te presentaste.—

—¡Ay no!— pronunciaba Lillian mientras despertaba de sueño tan terrorífico.—Por suerte era un sueño o hubiera muerto joven...— continuaba mientras tomaba su rostro teniendo lástima por sí misma.

Resultó que, este día Lillian se levantó mucho más temprano que la mayoría de personas en todo el cuartel. Así que se decidió en ir a caminar un rato por la ciudad. A la distancia podía ver como el viajera del día anterior cargaba un objeto en forma de lágrima y se la mostraba a un bardo de la ciudad. Solo admiro la escena por un rato, y nuevamente sigue su camino hasta que fuera hora de ir a la biblioteca.

Por otro lado, el misterioso bardo había quedado algo perdido con la presencia de Lillian, aunque solo la pudo ver de espaldas.
—¿Pasa algo, Venti?— preguntaba Aether para llamar su atencion.
—No no, no es nada solo me pareció ver a alguien conocido.— reía Venti de manera un poco nerviosa.
—Entonces, como Paimon decía, si conseguimos más de estas y las purificamos, ¿podríamos ayudar a Stormterror?— continuaba Paimon.

—Debería prepárale un poco de té a Lisa...— murmuraba Lillian mientras seguía caminando e intentando deshacerse del aburrimiento.

Para ella Lisa era su madre, la había criado y enseñado varías cosas. Podrían no estar relacionadas por sangre, y claramente tampoco físicamente, pero para ella un madre era la alguien quien siempre estaba allí apoyando. Seguramente también debería agradecer algunos cuidados por parte de Jean y Kaeya, o su vida no hubiera sido la misma.

Uno de los caballeros de Favonius que guardaba la puerta de el Cuartel vio bajar las escaleras de la plaza a la joven que admiraba sus alrededores, y decidió llamarle la atención.

—¡Lillian! Estuve esperando encontrarla.— decía el caballero alzando una mano en gesto de saludo.
—Buenos días, ¿hay algo en que pueda ayudarle?— preguntaba la joven mientras apresuraba su paso para acercarse a quien la llamaba.
—No, en absoluto, pero muchas gracias. Noelle me pidió que le dijera a usted que ella la buscaba.— mencionaba al volver a su puesto de guardia.
—¡Ah! ¡Muchas gracias!— exclamaba Lillian con una sonrisa de agradecimiento.

La joven entró nuevamente a el cuartel y caminó en los pasillos esperando encontrarse con Noelle en algún lugar. Entonces fue cuando sintió que alguien la tomó del brazo y con algo de fuerza la guiaron dentro de un pasillo separado.

Era Noelle, quien parecía algo preocupada por mantener la situación en la mayor discreción posible.
—¿Que pasa? ¿¡Acaso encontraste el tesoro que te mencioné en el cuarto de Kaeya?!— susurraba Lillian viagra do que nadie pasara y se enterara de la situación.

Noelle negó con la cabeza para luego estrechar la mano y entregarle una carta a Lillian.
—Ah.—exclamaba tal con desilusión al ver la carta,—Bu...me imaginé que era algo explosivo como las bombas de Klee cuando mantuviste mucho mienterio...—empezó a murmurar para sí misma.
—Disculpa el malentendido, pero me pareció mejor que recibieras la carta en secreto...debido al remitente.— explicaba Noelle a Lillian, quien la miraba con una cara confundida.

A Millenium of Years // Xiao x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora